Ojala que haya cundido el ejemplo, y que poco a poco podamos
ir viendo este tipo de fotografía; son las que yo llamo “vista privada”.
Cuando Niepce en 1826
dejo su cámara oscura en la ventana, para obtener la “vista desde la ventana en
Le Gras” (probablemente la fotografía más antigua que se conserva), no sabía
que iba a tener tantos imitadores.
Miguel Abad nos presento a su abuela mientras nos enseñaba
las vistas que se tenían desde el balcón de La Bilbaína en el Paseo; del Paseo
son también las que el amigo Florentino Moretón,
obtuvo desde las ventanas de su casa aunque alguna también hay de Paz Novoa; David
Simón me ha prestado alguna de las fotografías que su padre obtuvo desde su habitación
(en el Hotel Barcelona), en los primeros años de estancia en nuestra ciudad; si
rebuscáis en el blog, podréis ver las fotografías de una nevada que cubrió de
blanco todo el jardín del Posío y mi padrino inmortalizo desde la ventana de la
vivienda familiar en Progreso. Seguramente irán apareciendo muchas más de esas
vistas privadas, que se obtienen desde el reino de cada uno.
La de hoy, es un regalo que nos hace el amigo Fausto Arnaiz,
a quien por fin he podido convidar a un café, aprovechando sus vacaciones "aurienses"; ahora ya de vuelta en su Holanda de acogida me envía esta vista
privada de Progreso 112, que recupero del álbum familiar.
El mismo nos facilita los datos explicativos
que aquí os dejo.
Gracias Fausto.
Para que vayas haciendo boca te mando una en la que se ve la
calle Jesús Soria antes de que, la en la actualidad, Antonio Puga fuera
calle.
Por el hueco se puede ver un almacén del que
no recuerdo el nombre y enfrente estaba la bajada al camino con tres
casas de, llamémoslo así, Antonio Puga. La iglesia de Fátima estaba
inacabada y las buhardillas en primer plano ya no existen...
Esa casa de las buhardillas la han vaciado por
detrás de la fachada, han desmontado el tercer piso y la cornisa del tejado;
han añadido dos pisos por encima del segundo en un estilo parecido y el
que era tercero ha pasado a ser quinto, afortunadamente con los balcones y la
cornisa original. Uffff... menos mal que se reconoce.
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