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Antiguo Hotel Roma a comienzos del Siglo XX |

Se trataba de grandes carromatos capaces de acoger a
una veintena de viajeros y tirados por una reata de hasta doce caballos.
Galicia (como casi siempre) tardo un poco más en disfrutar de ese servicio (con
empresas; a título particular probablemente nuestro carro de bueyes, fuera
anterior a todos esos inventos), del primero que tengo noticias, allá por el año 1830, es del servicio
que unía Santiago con Coruña, seis o siete horas de un traqueteo infernal, ofrecido por
las diligencias de La Ferrocarrilana, que así
se llamaba la empresa.

Pero vayamos al motivo de la
entrada, que es concretamente, la empresa La Ferrocarrilana. Su nacimiento, fue
como digo, a la sombra del tren, y su papel se suponía secundario. Sin embargo
poco a poco fue creciendo, y se convirtió en imprescindible; al servicio de
diligencia, se unió el de restaurante, y al poco tiempo el de hotel, (incluso existía
la posibilidad, supongo que por una buena suma, de que en el tren viajara el
coche, para continuar viaje al llegar al final de línea, sin contar con los
servicios del lugar, o si acaso, utilizar las caballerías). Para dar esos servicios, o bien se llegaban a
acuerdos con empresarios locales, o la propia empresa afrontaba directamente la
inversión; en Coruña y Ribadeo por ejemplo existió el Hotel La Ferrocarrilana.
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Cartel de la empresa, La Ferrocarrilana, servicios de linea Ourense-Verín (ampliación de la foto de portada) |
Ourense no fue ajena a estos
servicios; y desde un principio existió una vinculación entre esta empresa, y
nuestro Hotel Roma (es posible que ya en la etapa anterior, existiera relación,
cuando el Hotel era la fonda de Cuanda), que hizo innecesaria la inversión de
la empresa en nuestra ciudad; al hacerse el Roma cargo de todo; de hecho aun después
de abierta la línea hasta Madrid, durante años hubo coches que desde la estación
trasladaban a los viajeros directamente al Roma. Y el matrimonio Arias y su
hijo Leopoldo mantuvieron la atención al restaurante del ferrocarril, cuando
estaban al mando de las cocinas del Roma.

A Ourense también venían la
empresa El Volador (Vigo-Ourense) para enlazar con Madrid; y la de Manuel
Sotillo (Vigo- Valladolid).
En el fantástico texto de
Alejandro Pérez Lugín, “La casa de la Troya”, ya nos habla de La
Ferrocarrilana, y don Ramón Otero Pedrayo en su Guía de Galicia hace lo propio.
Otro día seguiremos con el tema.
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