Coche de Pacheco en
1907
Si alguien ha disfrutado
celebrando el día de los inocentes en esta ciudad, fue el fotógrafo Augusto
Pacheco. Durante un buen numero de años, utilizando su saber hacer con el arte fotográfico,
realizaba montajes que en ocasiones por bien hechos y en otras por “no
esperados”, solían colar entre los ourensanos.
De hecho Augusto era un
maestro en crear costumbres, una era la de revisar al detalle el diario La
Región del 28 de diciembre en busca de su gazapo, y la otra era conseguir que
cada vez que modificaba su escaparate de la calle de Alba, toda la ciudad
buscara un momento para darle un vistazo.
Hoy a modo de homenaje,
hacia el maestro, Augusto Pacheco, quiero recuperar esta historia, que ciertamente
puede ser suya o de su hermano, lo único que se con garantías es que el coche
de la fotografía, es el que cita Francisco Álvarez de Novoa en su sección Agujetas del Diario El Miño (4 enero
1907), Augusto tendría entre 4 y cinco años, José seria un poco mayor…. Opinad
quien puede ser el de la foto (abstenerse familia Pacheco.
Otro detalle que requiere vuestra atención es que como sabéis la calle de Alba ( Cardenal Quiroga- Alejandro Outeiriño) es probablemente la que en mas ocasiones haya cambiado de nombre en toda España. Pues ahora va a resultar que por culpa de ese automóvil de la foto y los aparatos musicales de Don Isidro Pinacho en su cine, estuvo a punto de ser bautizada con el nombre de :
“Calle del
Aturdimiento”-
Esta es la transcripción
del articulo que os pongo mas abajo.
Están los padres que trinan echando rayos y truenos desde que un capricho raro se le ha ocurrido a Pacheco.
Mandó venir un lujoso
automóvil de paseo que le regaló a su chico,--un guapo y listo arrapiezo— que
no suelta el automóvil aunque le rompan los huesos.
Desde que el día amanece hasta
que lo rinde el sueño dale que dale al pedal po pó po pó va diciendo.
Por la calle de Alba
arriba y abajo, corre sin miedo rodeado de una turba bulliciosa de chicuelos
armando tamaño alboroto que quien la escuche de lejos tomárala
por motín formidable y gigantesco.
Y á penas llegan a casa solo
en el hogar paterno á todas horas se escucha con enternecido acento
«un automóvil, papá» cómprame uno, yo lo quiero, sino,
no voy á la escuela y no volveré á ser bueno.
De manera que los padres,
hartos va de estar oyendo semejante cantinela siguen á sus rapazuelos,
y con las orejas gachas van á casa de Pacheco para ver
el automóvil que a sus hijos trae revueltos y cada vez son mayores más
compactos y más densos los grupos que se estacionan de asombro y espanto llenos
frente a la fotografía De aquel caro amigo nuestro
Y como en frente,
Pinacho con el popular Mochuelo, también junta varios grupos de chicos, pollos
y viejos, y sin cesar toca el órgano o el motor ronca sin miedo hay tamaña algarabía
y tan infernal estrépito, que a la calle de Alba ahora le va a poner el Concejo
que le gusta mudar nombres calle del aturdimiento.
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