Consejos y avisos

28/6/17

Mi amigo Andrés Iglesias

En los 40,s foto de Felix Dopazo
    Desde 2008 que comencé la andadura de este blog Ourensenotempo.com, muchas satisfacciones he tenido, la principal y más apreciada, es la de haber hecho infinidad de nuevos amigos. El problema es que como todo en esta vida, tiene su coste, y el mío en este caso es muy duro y difícil de pagar.

       Ernesto Ferro, Andrés Pereiro, …….  La lista es cada vez  mayor, y se hace muy dolorosa, no por los datos y fotografías que en su momento me facilitaban, sino por la sana amistad que disfrutabamos y sobre todo las risas que en más de una ocasión hemos echado.  Hoy hago esta entrada recordando a otro más de esos amigos que se han ido, Andrés Iglesias.

      Andrés era un niño de 94 años, que en su vida procuro no hacer daño a nadie y creo que lo consiguió. Yo lo conocí mayor, (rondaba los 80´s), pero tuvo tiempo de compartir sus tesoros en forma de recuerdos conmigo. Gracias a él tuve la ocasión de conocer como era la vida en aquellos años de posguerra, desde la óptica de un niño, nieto e hijo de trabajadores socialistas, que vivió en un pueblo cercano llamado CANEDO.  


Una de sus pasiones, El Fútbol que mas de un disgusto le dio. En el 52 jugaba con la A.D. Couto. la foto es de un partido casados vs. solteros. Andres en el centro con boina"

     Al niño le cogió la guerra con trece años, y contaba que no fue de los que peor lo pasaron, me hablaba de ausencias repentinas de su padre, y me contaba historias de un párroco al que todo el barrio de una u otra manera le debían favores y algo más. 

      Sorprendentemente con risas, me confesaba que en su etapa del instituto día si día también  sufría los “juegos infantiles” de quienes eran sus compañeros, y los amiguitos de estos. El juego era sencillo: entre varios “valientes” le hacían beber aceite de ricino “al gusto” y le hacían reposar unos minutitos para soltarlo. En ese momento Andrés solo tenía una obsesión: llegar desde la plaza del Trigo donde le habían “recetado”, hasta su casa en el Ribeiriño sin cagarse. Nunca lo consiguió, el bosque situado al lado de Salesianos fue su mejor resultado, pero lo normal era que llegara a casa “a calzón quitado” como él decía sin rencor. Cosas de niños….

Coro de Fátima donde Andrés debuto como cantante, según parece no lo hacia mal, pero de aquellas era muy difícil compatibilizar el trabajo con las aficiones.

     El me contó quien era el Medallas, como eran las tardes en el Bar Tabaco, por qué los sacos de naranjas nunca daban el peso, y a veces ni siquiera el numero en aquella nueva estación de Canedo, me confirmo que la Calle Rey Soto era "solo una" hasta que las vías la rompieron junto algún camino mas, que la Troya no tenia nada que envidiar a las sociedades de Ourense, y que hacia años que no le apetecía regresar a su Ribeiriño, porque todos sus amigos se habían "ido".
     Enamorado del fútbol, jugaba en la A.D. Couto, pero más como aficionado que otra cosa, fue de los primeros cantores del Coro de Fátima, empresario, trabajador asalariado, de todo hubo en su vida, incluso tres hijos y su Lolecha de la que estaba totalmente enamorado. La falta de ella fue el peor golpe que le dio la vida, y de alguna manera creo que no lo supero.

    No me voy a extender mas, porque en otras de mis entradas y artículos seguirá estando presente mi amigo Andrés, son muchos los recuerdos y enseñanzas que me ha regalado.

Un abrazo Andrés.

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