Ya os tengo hablado en otras ocasiones del material
Ephemera; ese que mas que valor económico tiene el sentimental, y en la mayor
parte de las ocasiones ni siquiera ese, ya que “únicamente “ sirven para despertar
recuerdos.
La entrada de hoy, se debe a que varios de vosotros me habéis
hecho comentarios sobre unos pliegos que circulaban en portales de ventas por
internet, y que según parece incluso llegaron a verse por tiendas serias de
segunda mano y antigüedades. A día de hoy que yo sepa han dejado de circular.
Se trata de cupones de racionamiento como el que os
muestro de cabecera. Para evitar errores y malos entendidos ya os comunico de
entrada, que estos pliegos no existieron nunca de manera oficial, más que en la
cabeza de quien los ideo como modo y manera de ganarse unas perrillas a costa
de coleccionistas que ante la duda caían en sus redes. Tampoco se puede decir
que fuera una gran estafa, ya que yo para ejercer de tonto incauto me hice con tres ejemplares hace ya un tiempo, y el coste con
portes incluidos fue de 6,50€. Claro que de seis en seis........
Dibujos con aire retro y muy diversos motivos desde culturales, hasta militares, pasando por los políticos cubrían una de las caras del pliego; en la otra estaba el supuesto valor de intercambio de los cupones. En la mayoría de los casos la intención es la de hacer parecer que su circulación se realizaba a través de las Casas Del Pueblo de las localidades donde existían, (incluso a veces de donde no existían).
Las verdaderas cartillas nacieron en el 39, para intentar hacer un reparto justo de los productos de primera necesidad que escaseaban; la comisaría general de Abastos se encargaba de distribuir y cobrar las cartillas por medio de las que se asignaba a cada ciudadano unos alimentos de primera necesidad, (lógicamente dependían de lo que se disponía en el mercado, y esto era muy poco); no se tardo mucho tiempo en descubrir que el sistema no era válido, pero …..
Fueron bastantes los cambios que se hicieron en el diseño y funcionamiento de las cartillas, lo mas “original” fue el detalle de considerar que las clases altas deberían tener la opción de acceder a mas cantidad de productos básicos. Otro detalle llamativo era el de asignación de raciones: los varones con actividad laboral tenían derecho al 100% de la ración, mujeres y mayores de 60 años solamente un 80 % y menores de edad un 60%. Como es lógico el sistema lo único que genero sin duda fueron infinidad de problemas de salud y el florecimiento de un mercado negro de productos que permitió el enriquecimiento de unos cuantos usureros, al tiempo que posibilito la subsistencia a otros muchos que jugándose el tipo vendían lo poco que podían cultivar por sus medios.
Otro detalle original era el de los “cupos”: la comisaria de abastos se encargaba también de controlar en donde se debían de recoger los alimentos, y para eso cada ciudadano se registraba en el cupo de una tienda de comestibles. Los comerciantes sobre todo si tenían pensado traspasar el negocio intentaban aumentar al máximo el cupo.
En mayo del 52 se suspendió su uso y no tardo mucho tiempo en normalizarse la venta de estos productos. Y lo que fue mas “sorprendente” aumento la calidad.
Otro día seguiremos, por hoy solo mostraros la diferencia entre los cupones auténticos y los falsos. Por último y para disipar todas las dudas, ¿alguien cree que en aquellos tiempos se podían plantear imprimir en color los cupones?????
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