Los Reyes Magos de aquel Ourense

Los Reyes Magos de Oriente en una plaza Mayor abarrotada de niños y mayores (años 60´s) tranquilizando a todos los ourensanos, A todas las casas llegaran los regalos a tiempo.

    Cinco de enero, día de Reyes Magos, día de ilusión, los pequeños de la casa, todo el día “intentando” portarse bien, y deseando que no llueva para poder ir a la cabalgata, los caramelos son lo de menos, y son los padres los más preocupados en conseguir alguno de los que sus majestades reparten entre sus admiradores.

   Los pequeñajos lo que quieren es comprobar que Melchor Gaspar y Baltasar ya están en la ciudad, primer paso para poder ver cumplidos sus deseos. Ahora queda marcharse a casa, cenar rápido y acostarse con la oreja levantada para intentar escuchar el momento en que mágicamente aparecen en casa para dejar los regalos.  No os olvidéis de la copita de anís o licor café, (el champan y el cava tienen gas y para seguir trabajando no son buenos) quizás un buen trozo de roscón también lo agradezcan.

    Seguro que traen todo lo que habéis pedido, y si no es así revisad en vuestra memoria, por si no habéis sido todo lo buenos que pensáis.

Os deseo: que se porten bien los reyes con todos vosotros.

En aquellos 60´s, ya en la estación de ferrocarril, eran recibidos por una multitud de niños ilusionados.

 Estas dos fotografías y alguna más me las cedido un buen amigo que  hoy disfruta de un merecido descanso “recluido” junto al mar de Erizana, muy recordado por sus muchos años al servicio de los ourensanos: Adolfo Rego.

Adolfo  siempre estuvo dispuesto a ceder su tiempo y paciencia para que los Ourensanos se divirtieran, tanto en la fiestas navideñas, como en carnavales, y como no, en las fiestas del Corpus, si era necesario, lo mismo aparecía de Rey Gaspar, de jurado en la Canción del Miño, o entregando los premios en el Descenso del Miño en Piraguas.

Gracias Adolfo por las fotos y tu cariño a la ciudad.

Por cierto si os fijáis en la primera foto a lo mejor reconocéis a otro gran Ourensano que sin ser monárquico acudía a ver a los Reyes, ¡cosas de la Navidad!