Una de las zonas con mas historia de la ciudad es sin duda la plaza da Fonte Arcada, hoy de San Cosme y Damián. En ella estuvo el primer colegio de la ciudad, pero también el cuartel de Carabineros, el llamativo club El Mirlo de Oro, y después vivienda de vecindad con personajes como Lauro Fitera, hoy casa de los Pazos, después de que Sergio con unos amigos abriera la Pita Tola... y más. Hoy la capilla es residencia del espectacular Belén de Arturo Baltar.
Esos son los datos que yo podría aportar, pero creo que os gustara leer lo que Don Ramón escribió en su día ante esta imagen:
Ficha 31 Un triunfo de la mujer Orensana (6 de junio 1969)
Como la fuente al caminante la mujer fija al esposo. He aquí el testimonio en esta bella capilla, una joya y votiva dedicación de amor conyugal. la fundó un cirujano vizcaíno casado con orensana. Es una pequeña y clara obra maestra. El tema de la portada como un rosal sometido a severo tratamiento artístico; garantía de la colmada y hermosa flor de los capiteles.
No es fundación de clero ni nobleza. Por ello solamente debía ser respetada en ciudad de oficios y de gremios. El vizcaíno no sabemos si fue "corto en palabras" pero si "largo" en su obra que aún vive. D. Miguel de Unamuno anduvo por estos barrios. No debió enterarse, no se lo señalaron, de su paisano. de otra suerte le hubiera dedicado una sutil -o una bronca- glosa.
Dedicada a los S.S. Cosme y Damián debiera ser cuidada por el Colegio Medico.
En la esquina izquierda de la casa grande y única, en tiempos pintada de rojo en los entrepaños y cuartel de la Guardia Civil, nace una de las "Cuencas". Hoy las tronzó y aplastó el ferrocarril, tenían su encanto. ondas de Glicinias, alto frescor de verdes parrales se asomaban a los altos muros de los huertos.
Por las "cuencas " bajaba a la ciudad mucho "rianxo". Había en lo alto una caseta de consumos.
Cuentan que una noche , algunos sargentos incomodados por la intransigencia del consumero sobre sus pequeños contrabandos, le obligaron a encerrarse, le castigaron cruelmente por los ventanucos con los sables envainados y echaron a rodar el fortín de madera con el hombre dentro.
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