Como último capítulo de esta serie, es obligado, hablar de Daguerre.
Louis Jacques Mandé Daguerre como bien afirma la Wikipedia podemos considerarlo sin ninguna duda, el primer divulgador de la fotografía, con lo cual evitamos cometer una injusticia con alguno de los implicados.
Su papel en la invención y difusión de los métodos fotográficos, es loable e innegable; y por ello es un pilar importantísimo en el desarrollo de este arte.
Nacido en Cameilles (Cormeilles-en-Parisis, Valle del Oise) , a pocas leguas de Paris en 1789, mostro desde muy joven habilidad para la pintura. Por ello entro de aprendiz, en el taller del maestro italiano Degotti, encargado de la decoración del teatro de la Opera de Paris.
Al poco tiempo, consiguió recibir encargos para realizar el mismo las decoraciones de obras teatrales, y desde un principio, descubrió que tan importante como la imagen, era el efecto que la luz y las sombras producían sobre esta. Sus decorados llamaban la atención precisamente por lo cuidada que estaba la iluminación.
Estos trabajos, lo condujeron. Al que sería su primer gran éxito (1822), El diorama: consistía este en grandes cuadros realistas, en los que por medio del movimiento y la iluminación, se conseguía el efecto de realidad. Los espectadores creían estar dentro del cuadro.
Su realismo y espectacularidad, le proporcionaron el favor del gran público, por lo que Daguerre trabajaba en su perfeccionamiento, entre esos trabajos experimentaba con la cámara oscura, lo cual le llevo a contactar con un óptico de Paris, quien entre su clientela contaba con Niepce. Este personaje de quien desconozco el nombre, puso a los dos protagonistas en contacto, llegando la relación al punto de que en 1829, firmaban un contrato de colaboración, en el que Daguerre reconocía como inventor a Niepce, y el figuraba como colaborador, a cambio de que Niepce le comunicara sus avances. Al mismo tiempo Daguerre se haría cargo de la comercialización del invento.
El éxito de los dioramas, y el fallecimiento de Niepce (1833), fueron causa de un parón en la investigación, que a partir de ahí sí que estuvo en manos de Daguerre, era necesario mejorar los resultado, pero el método ya era perfectamente válido.
Daguerre continua experimentando, con distintos tipos de placas, y productos, consiguiendo los mejores resultados con las placas de cobre plateadas, y los vapores de mercurio, el resultado lo sumergía posteriormente en agua salada a gran temperatura, con lo cual conseguía que se fijara la imagen.
En marzo de 1839 un incendio, destruyo totalmente el trabajo de Daguerre con sus dioramas, y se decidió a preparar la presentación del nuevo invento.
Después de una modificación del contrato suscrito con Niepce, en la que le conservaba a sus herederos derechos sobre el invento, pero apareciendo el cómo inventor. Presenta en Agosto de ese mismo año 1839 el invento a la academia de Ciencias de Francia.
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Primer Daguerrotipo |
Ante el gran avance que supone el invento, el estado francés decide adquirir los derechos, por lo que concede una pensión vitalicia de 6000 francos a Daguerre, y otra de 4000 al hijo de Niepce.
En 1841 Isidore Niepce, en el libro Historia del descubrimiento del invento denominado Daguerrotipo, reivindica el papel de su padre en dicho invento.
A partir de este momento, los avances son continuos, e imparables; el Daguerrotipo se populariza, y comienza su expansión, de la mano de muy diversos tipos de profesionales, desde científicos, hasta joyeros, pasando por innumerables artistas, que ven en el nuevo invento una posibilidad de conseguir un medio de vida.
Comenzaría aquí la historia de la fotografía en Galicia, estamos en 1843 y Enrique Luard Falconier, un joyero de nacionalidad Suiza residente en A Coruña, ofrece sus servicios para la elaboración de Daguerrotipos a 50 reales.
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Familia Fabrega |
En Ourense el primer dato corresponde a 1858, pero debemos suponer que tienen que existir imágenes de fechas anteriores. Hoy os muestro el primer daguerrotipo relacionado con nuestra ciudad, propiedad de la familia Fábrega.