La mítica Sala Reque y el Pabellón Neira dos locales de culto en provincia
Los Jóvenes en los 50 y
mas allá
Le toca hoy el turno de recordar una dura etapa a los nacidos entre los 30 y los 50, se trata de revivir aquellos tiempos en los que una de las principales obligaciones era divertirse, o ligar?, ya me lie.... No. Lo principal era estudiar .....
Sus padres habían conocido los parques, Bouzo, Cabañas, etc. Como atracción principal pero como todas las modas tuvo su fin, el caso es que me resulta llamativo que la primera opción a lo largo de los 50, fue: el CINE, incluso por delante de los bailes, aunque con permiso de mis “mayores”, opinare que el tema cine siendo interesante y “generoso” en oscuridad, no se vivía igual en función de si tenias o no pareja. Debido a ello continúe mis pesquisas, y termine averiguando que durante esos años también fue surgiendo una nueva moda importada de “EEUU y Europa” (lo escribo así para recordar que en aquellos tiempos se hablaba de Europa como el Extranjero y América no era lo mismo que E.E.U.U.): los guateques.
Fue en estos años cuando mas grupos musicales surgieron, mas grupos teatrales se formaron, cualquier excusa “cultural” servía para de paso relacionarse. Cualquier bajo o piso era propicio para la reunión, un “pick- up” (aquellos tocadiscos portátiles que a sus dueños les garantizaban la invitaciones varias...) y poco mas era necesario, ni siquiera alcohol, aunque siempre era bienvenido por aquello de la desinhibición, me dicen que había locales ya considerados fijos, uno en Doctor Fleming y otro en Parada Justel encima de la cafetería Moroko, (los de mi quinta la conocimos como Churrería). También en esa época, me llama la atención descubrir que en la ciudad seguían escaseando los locales de ocio, siendo superior la oferta en las villas, como explicación me apuntan que los Gobernadores Civiles quizás por la cercanía, eran más inflexibles con las normas en la ciudad. Seria... o no, pero es cierto que desde finales de los 50 y hasta bien entrados los 70, las salas de las villas, Artística (Ribadavia), Reque (Carballiño), Rio (Ribadavia), Maricielo (Monforte), etc. eran el polo de atracción. Cito estas de primeras porque fueron de las primeras y las que sin duda fueron marcando las pautas, ya sé que más de uno me recordara que lo mas de lo mas , fueron Paulino, Niágara, Tai-Tai, Sandra, Mami, pero esas son más cercanas en el tiempo, incluso alguna sigue abierta si la pandemia no lo impide... De aquella época me recuerda Lisardo Mazaira que para la historia quedan imágenes que solo creemos posibles en el vecino Portugal, El mismo desde Monforte en varias ocasiones vino en su Lambretta con dos amigos y por si fuera poco peligro: de noche y con alguna copa en el cuerpo, (menos mal que ya habrá prescrito el delito).
Aun pasando de
puntillas por estas salas, no me atrevo a no citar la Sala Auria, un lujo a
nivel Europeo, en nuestro Ourense.
Llegamos al inicio de la “movida” que muchos
de nosotros vivimos, en los sesenta y solapándose con el furor de las villas,
la ciudad por fin ve surgir las primeras salas, Mr. Flinn es por consenso la
pionera, y la que mas huella a dejado, incluso en su segunda etapa como Long
Play, por allí transitaban míticos ourensanos, como el Suave, (quien cedió su
nombre a nuestro grupo puntero de Rock), el entrañable y siempre alegre Turbi,
(tengo pendiente una entrada de esta sala, pero no me atrevo....necesito
ayuda). Si os apetece buscar en la web de La Región, algún artículo mío que ya
recuerda estos locales, que por cierto yo llamo Whiskerías no Discos, pero
aunque os parezca extraño, la juventud no los frecuentaba, era un público ya
mayoritariamente adulto. Así que hoy no toca.
Los
setenta fueron unos años en los que la juventud disfruto ya de costumbres
anteriores e invento las suyas. Me cuenta mi amiga Maite Rodicio que la
costumbre del paseo Arriba, paseo abajo aun se estilaba, eso se acompañaba de
Guateques, pero ya no solo en locales privados, sino que las sociedades a fin
de atraer juventud comenzaron a organizarlos, eso si, había una discreta
vigilancia; transcribo aquí el recuerdo de Maite:
“en
el salón de arriba, entrando a la izquierda, había una cortina grande roja y
detrás otro salón; a media luz. Hasta que pasaba un socio mayor y encendía las
luces, en cuanto se marchaba otra vez a media luz. Hasta que a las 21.30 más o
menos ponían la última canción: je t'aime moi non plus....”,
Otra diversión
en aquellos años, era coger las guitarras, que muchos sabían tocar, (algunos
arrebuñar, pero también servía) guitarra; y tarde en el rio, las parejas de la
pandilla solían perderse, ¡seria porque tenían pajaritos en la cabeza! Una costumbre que venía de “fuera”, era la
utilizada los domingos para irse a las discotecas de las villas que aun
mantenían su encanto, consistía en extender el dedo gordo marcando la dirección
deseada, muchos lo llamaban auto-stop, pero aquí se decía viajar a dedo... y funcionaba, sobre todo para las chicas, de
este tema también deberíamos hablar en profundidad porque tenía mucha
enjundia. Hoy solo un detalle que me
apuntan: a partir de las 9 los que no
tenían coche no se sabe porque llevaban la llave en la mano y podían elegir
pareja de baile, el resto, a bailar solos y coger la cazadora pronto que había
que volver, con suerte en el bus.....
Los 80 quedan para
otro día, o días, que esos fueron.....
Feliz 2021