Me gustaría que os animarais a escribir vuestro recuerdos. A mi también me gusta saber como vivieron otros nuestra Auria. Hoy es el amigo Alfonso Requejo Blanco
quien repite como colaborador, en esta ocasión con un precioso relato de algo que muchos vivimos.
Uno de los muchos regalos que me ha hecho Lisardo Mazaira |
El viejo PRINCIPAL...te acuerdas?
En plena 3ª ola de restricciones y confinamiento, fluyen a la memoria diversas anécdotas, recuerdos y vivencias.
Al viejo Principal los de nuestra generación, empezamos a ir sobre los 11 años a la sesión infantil de los domingos, a las 3 de la tarde (no había todavía TV); las películas de Robin Hood, Cantinflas y sobre todo vaqueradas. eran de lo más frecuente, al igual que los NODO´s del régimen.
El edificio se construyera en 1830 de estilo italiano, tuvo y sufrió varias reformas; a destacar en los 90 su bóveda (a lo capilla Sixtina) los frescos pintados por X. Quesada....,coqueto y con buena acústica. Pero vuelvo a mi relato, las butacas de madera que se ven costaban 5 ptas. platea 3 y "gallinero" bancos corridos de madera 1 pta. Desde allí se hacían las travesuras de la edad, a un personaje muy querido y entrañable orensano, el acomodador "Peripepe" Sr. Arturo (D.E.P.) vivía en H. Cortés, pequeñito él. Las ocurrencias de la chavalada al empezar y durante la función que se decían para meterse y enfadarlo, no eran en plan peyorativo, más bien provocativo, los ex abruptos: "aquí huele mal"..."se están meando"..."marico..." y otras lindezas hacían la ¡RISA! de la afición. Con el pronto que tenía, raudo sacaba su linterna dirigiéndola hacia las bancadas y echando alguno, (al que le tocaba aleatoriamente) le decía ¡TU, A LA CALLE!....era genial.
Con 14 años llegaba una película de EE.UU. que estaba ilusionado por verla: "El barrio contra mí" de Elvis Presley; el problema fue que era para mayores de 16 años, se pedía entonces DNI. La censura cultural de la época era muy rígida, no sé como me las ingenié saqué la entrada y decidido, al abrir las puertas me puse en medio de la gente de puntillas (para aparentar más alto) y con la gabardina subida hasta las orejas (para disimular)....pude entrar.
La película: unos cuantos besos y achuchones, y poco más, influyera en mi afición por la música; Elvis cantaba el Trouble, King Creole y otras.
A la salida en los bajos del edificio estaba el "bar orellas" y se bajaba a coger el bocata, bar entrañable, familiar, las orejas lucían colgadas en el techo con telas de araña, muy enxebre; y otro que recuerdo con nostalgia fue el bar Obrero al lado de la Iglesia de la Trinidad frente a la librería Padre Feijoo.
Otros cines de la ciudad que marcaron nuestra juventud: El Mary, Losada, Xesteira, Avenida, Airiños y Yago na Ponte.
Efímeros ya....pero disfrutados
THE END
En el escenario Alfonso y Celso |
GRACIAS Alfonso, vuelve cuando lo desees...
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