Todas las ciudades cuentan en su historia con momentos que han sido cruciales en su desarrollo; nuestra Auria cuenta con unos cuantos: la creación del Seminario (no el actual, que también, si no el de Lamas Carvajal), la construcción del Muro puente de la Burga, la apertura del Hospital de Las Mercedes, la construcción del primer instituto en el Posío, el traslado del Campo de la Feria de San Lázaro a los Remedios, la llegada del tren, los puentes, etc, etc.
De entre todas ellas, hay una que aparentemente paso desapercibida, pero sin embargo con el tiempo supuso uno de los alicientes para el traslado definitivo del “centro” de la ciudad a la zona del parque de San Lázaro. Os hablo de la construcción en los años 50 (comenzó su andadura en este edificio en el 58) del Colegio de los Hermanos Maristas.
A comienzos de siglo XX, en las cercanías del parque, se habían instalado algunas de las pocas industrias que teníamos en la ciudad, fabricas de chocolate, de velas, un par de serrerías que competían con las instaladas en el Progreso, y una cada vez más pujante fundición de Malingre Parmentier , junto a ellas hubo pequeñas viviendas (los solares ocupados posteriormente por el Club de tenis, hoy edificio Iscar, detrás de la torre de Ourense, en aquellos años era una agrupación de este tipo de viviendas, que sin llegar a ser chabolas, carecían de todo tipo de comodidad; la finca Bartolo debajo del puente de Ervedelo, también había tenido esos orígenes) ocupadas por los temporeros que acudían a trabajar en las faenas agrícolas que en la ciudad se requerían. Sin duda, la producción de bon vino de Ovrens de la que nos hablaba Alfonso X El Sabio en sus cantigas de Santa María había ido cayendo en volumen, abriendo las puertas a otros medios de vida, pero por extraño que parezca, la mayor parte de los terrenos situados entre lo que hoy seria Cardenal Quevedo, Avda. de Buenos Aires y Bedoya a comienzos de los cincuenta albergaba huertos y viñedos, junto alguna pequeña granja.
Corregidme si me equivoco, pero creo que de aquellos orígenes agrícolas, aun permaneció durante mucho tiempo una pequeña viña donde hoy está el pabellón deportivo del colegio.
A todo esto, mi intención en la entrada de hoy era solamente comentaros que con el nacimiento del colegio surgió también la calle Valle Inclán, y muy posteriormente Ramón Cabanillas, (cuando desapareció el campo de futbol del colegio). Pero me he liado. Otro día seguiremos hablando de esta zona cuando era el "Extrarradio".
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