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Boeta Ourensana de San Antoniño |
No es la primera vez que yo mismo me pongo trabas cuando decido escribir un artículo. Normalmente es por no herir susceptibilidades; personas que han cometido errores hoy olvidados y temas de ese estilo suelen ser lo habitual, sin embargo en esta ocasión, es porque de ninguna manera querría ser yo quien facilite pistas a los amigos de lo ajeno para que continúen haciendo su razia por los lugares de culto. Aunque por fortuna hoy todo este bien protegido y catalogado, mejor que no tengan datos.
Entre los objetos eclesiásticos que conozco, hay unos que por su sencillez siempre me han llamado la atención, el problema es que incluso resulta complicado afirmar como se llaman y máxime cuando en cuestiones tan populares como estas el gallego y el castellano se utilizan indistintamente para definirlos.
Petos, cepillos, limosneros, esmoleiros, boetas o colectores.... seguramente que existen más términos para hablar de ellos, pero “supuestamente” nos referimos a estas pequeñas cajas de madera con una ranura que permite recoger los donativos de los fieles.
Pero vayamos por partes. Porque su tamaño los convierte en objetos de gran versatilidad y podría ser que no todos sean lo mismo o incluso que un mismo objeto se pueda llamar de varias maneras. Vamos a descartar todos los que estén de manera fija en la pared, estos yo les llamaría “huchas y o petos”, y salvo excepciones no serían más, que un cubículo con una puerta metálica.
“Boeta” sería la palabra especifica en gallego que mejor las defina según la Rag “Caixa na que se recollen as esmolas” y Cepillo podría asignarse a todos, porque su objetivo es cepillar el bolsillo de los feligreses. ¡NO!. Perdón por la broma, por ser el diminutivo de Cepo, Capere, en latín “coger, agarrar”
Limosnero o esmoleiro, ciertamente se usan de manera errónea, ya que definen a quien da o reparte limosna o esmola, aunque en su acepción femenina se refiera a la bolsa que llevaba el “limosnero”. Y “colector” es muy similar ya que se refiere a quien recoge las limosnas, en Galicia no tiene uso que yo haya podido constatar.
“Pan de San Antonio para los pobres”, “Dar limosna, no empobrece, y para el cielo enriquece.”
Su uso continúa vigente, aunque el valor que le confiere su antigüedad obliga a protegerlos y utilizarlos con cuidado. Muchos han sido liberados de su trabajo en las colectas dominicales, siendo sustituidos por bolsas o bandejas, y la mayoría de los activos se colocan en lugares fijos de la iglesia o ermita cerca del Santo para el que recaudan, o en una mesa adaptada cuando se pide para las animas del purgatorio.
La mayor parte de las que conozco tienen en la trasera una madera a modo de asa que permite su fácil transporte, estas son las que se usaban para el óbolo dominical, y en algunas aldeas, se sacaba a la calle algunos domingos “para animar a los parroquianos que oían la misa por televisión en el bar”, y de manera fija los días de fiesta, el cura la prestaba para que la comisión usara la intercesión del santo y así aumentara la recaudación. Leo también que en pueblos de Castilla, se sacaban el día de la procesión.
Las boetas están dedicadas a un Santo concreto o a las ánimas del purgatorio, con lo cual de alguna manera se definía el destino de las colectas, ya que era y es muy diverso. Lo más habitual de las de ánimas, es la ayuda a los necesitados o para atender los gastos del culto de la parroquia, las específicas de Santos se utilizan cuando es necesario para reparar o embellecer al representado, y si es preciso, para otras necesidades.
En Ourense la mayoría de las que conozco se dedican a las ánimas, San Antonio, San Roque, y San Benito, pero existen muchas más, dedicadas a Vírgenes, ángeles, Sagrado Corazón etc.
Y por último tocar un tema delicado: la mayoría tienen un candado o cerradura, que evita perdidas accidentales de la recaudación, no sé si recordáis el refrán?
“Si tienes un hijo pillo, mételo a monaguillo”
Boetas de la colección de Abanca???.
Una de las muchas ideas utópicas que tengo, es la de reunir en una sala expositiva la mayoría de estos objetos, pero me consta su dificultad, los que aún continúan en las iglesias del rural, es porque los feligreses las conocen, usan y conservan. Otras forman parte de colecciones particulares, entre las que destaca una muy importante colección de Boetas, que en su día (circa 1984), la extinta Caja de Ahorros de Ourense compró a un particular y supongo que hoy estará en manos de Afundación, (obra social de Abanca).
¿Tal vez una exposición???
No he visto las de Abanca más que en fotografía pero deben de ser aproximadamente unas treinta, con lo cual cerca de un centenar, se podrían reunir...
Gracias a la colaboración de Raimundo Villalustre y Javier Torres, expertos conocedores de todo lo relacionado con estos elementos.
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