Tengo en mi archivo fotos de todo tipo, algunas fácilmente identificables
a pesar del tiempo pasado, otras casi imposibles aun siendo recientes, muchas
de gran belleza y valor etnográfico, otras con gran valor sentimental y otras
con valor histórico. De todas esas, las
que menos utilizo, son las que defino como casi imposibles y creo que es un
error, el compartirlas puede servir para que me deis ideas y descubramos
detalles que a mí se me han pasado.
Desde luego que ya cuento con la inestimable colaboración de muchos
de vosotros, pero me apetece estimular a todos aquellos que visitan el blog con
frecuencia y no se deciden a enviar su aportación, en forma de opinión, foto,
entrada, o critica.
Ya sé que os limito mucho al pediros que la comunicación sea
vía mail, pero es que no puedo dedicar ni un segundo más de mi tiempo al blog,
que el que ya le dedico.
En esa dinámica os pondré estos días varias fotos que
requieren de al menos un segundo vistazo para identificarlas. Espero que os
gusten y me deis opiniones.
La imagen de hoy, es obra de Augusto Pacheco y muestra una calle con mucha solera en la ciudad, pero que sin embargo nunca fue en exceso transitada. Su entorno por contra es uno de los mas bulliciosos de la ciudad.
El niño que aparece en la fotografía, es un Pacheco de tercera generación, al que le envío mi agradecimiento y los mejores deseos para este año que comienza.
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