Amador suele ser uno de mis recursos cuando tengo alguna
duda, su memoria prodigiosa y su afición por la lectura, además de haber estado
toda su vida laboral en uno de los bancos más activos de la ciudad le han
convertido en una excepcional fuente de información (de política ya sabéis que
en el blog no hablo).
Os digo esto, porque Amador además de memoria, tiene un buen
archivo en el que entre libros y prensa antigua aparecen unas cuantas
fotografías muy interesantes; alguna ya
la conocéis, ¿recordáis los jardines de Obispo Cesáreo con el caballo bebiendo
en el abrevadero? , es una de sus fotos; lógicamente tiene unas cuantas de sus tío
abuelos, los Hermanos Villar. Pero hoy os traigo esta que nos habla de otra época
de nuestra ciudad, hemos hablado en muchas ocasiones del uso lúdico que se le
daba antes al Miño, pero la mayoría de las fotos que os he mostrado eran de
grupos de familia comiendo o merendando en sus riberas.
Hoy gracias a Amador os muestro una vista general de una de
las zonas más frecuentadas en aquellos años cincuenta sesenta, en la que vemos
gente bañándose y tomando el sol en una de las “playas” de la ciudad.
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