La tintorería Alemana, la confitería La Trinidad, la tienda
y taller de bicicletas Dacunha, la librería del Clemente, La Regidora, el bar
Arco y el Pepinillo, la tienda de Santorum, Foto Sanjurjo, Olegario, Dieguez, Avance….
Todos
estos y alguno más eran los negocios que había entorno a mi casa de cuando era más
joven, “ayer”; y de cada uno de ellos guardo un grato recuerdo.
El caso de la Tintorería, era singular, porque las visitas
no eran diarias; como es lógico dar tinte, lavar en seco, o almidonar (creo que
era eso lo que se hacía con los cuellos de las camisas, no?) , no se hacia todos los
días, pero aun así recuerdo perfectamente las visitas a aquel local repleto de
maquinas extrañísimas para mí, y a las que no me dejaban ni siquiera acercar;
una de ellas que ahora reconozco como una planchadora industrial era algo
parecido a una prensa de la que salía un fuerte calor, cada vez que el “hombre
del bigote”, (así llamaba yo al que creo recordar, era el dueño, debido al buen
mostacho que lucía), apretaba el pedal que estaba debajo de la maquina. También
me resultaba extraño ver la ropa girando en aquellas ventanas, yo estaba
acostumbrado a la de mi casa, y en las viviendas o al menos en
la mía, la primera lavadora era de “carga superior”, y el agua se le echaba con
una manguera desde un grifo, con lo cual el giro era diferente, y lo que se veia era: la ropa ahogandose y luchando por salir mientras daba vueltas.
En la fotografía creo que la maquina roja era la misma que
yo recuerdo de aquellos años mozos, y las dos chicas que aparecen, (la de la
derecha es Chelo, a quien le agradezco que me dejara la fotografía), son también las mismas que aparecen en mis
recuerdos.
Ahora que lo pienso, de todos los negocios que recuerdo en
la zona, pocos mas quedan que El
Pepinillo; me marcho a tomar un bocata
que hace mucho que no voy por allí.
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