No me gusta repetir fotografías, y mucho menos entradas completas, pero hoy voy a hacer una excepción.
El martes la gran Rosalía revivió en nuestros recuerdos, al "cumplir" 178 años; yo hace tiempo que no puedo pensar en sus poesías sin tener un recuerdo para mi buen aunque "breve" amigo Ernesto Ferro, (lo de "breve" no se refiere a su estatura, si no al poco tiempo que pudimos dedicar a charlar, o mas bien a escuchar sus historias de nuestra Auria, ).
Coincide que Ernesto nos dejo un mes de febrero de hace ya dos años, pero antes de irse nos mostró a su Rosalia, la que el escenificaba, en sus Airiños......
Aquí os dejo un pequeño homenaje a Rosalia, y al amigo.
el video del final "robado a Tempo de Lecer os va a gustar.....
el video del final "robado a Tempo de Lecer os va a gustar.....
Ernesto Ferro Borrajo
De los cuatro abuelos que me tocaban en suerte, dos ya no estaban cuando yo nací, otro se fue cuando tenía yo dos años, con lo cual poco lo disfrute, y me quedo mi Abuela.
Posiblemente mi relación con ella, sea la culpable de que las personas de edad, para mi hayan sido siempre personas con un interés añadido; la experiencia fruto de la edad es más valiosa que la mayoría de los estudios.
Os cuento esto, porque realmente no sé cómo expresar la pena que me produjo este martes una llamada de otro de mis abueletes, Amador Rego, para comunicarme que había fallecido el amigo Ernesto Ferro.
Lo conocí una mañana de primer domingo de mes, en el rastrillo que se celebra en la plaza mayor Ourensana, coincidimos viendo una viejas postales de Ourense, y a él debió resultarle extraño que un “pipiolo” como yo, supiera cosas que eran parte de su pasado. Sea como fuera me dio su teléfono, y me invito a visitarle, cosa que hice en esa misma semana.
Delante de una fotografía única de la escuela Laica Neutral, en la que Ernesto me presento a una de sus hermanas, me fue contando anécdotas de su larga vida; de sus años en el colegio Maristas, (pero no el de Bedoya, ni el de la Avda. de Pontevedra, si no en el primero, el del Paseo, donde hoy está la subdelegación de Defensa), me contó como era la zona donde él vivía, un chalecito entre unas fincas a las que daban las traseras de las casas del Paseo; hoy donde estaba su casa está la plaza de Paz Novoa (ya salió en varias ocasiones en el blog). Un sinfín de historias de Ourense y los ourensanos, que fueron la escusa para que volviéramos a vernos en bastantes ocasiones.
Ernesto allí donde estés recibe un abrazo de este amigo que te echara de menos.
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