Por fin se decide mi amigo Miguel A. Coello a colaborar con Ourense no Tempo; y lo hace hablandonos de uno de los negocios con historia de nuestra Auria. el Bar Gomez (doctor Fleming). En alguna ocasión heoshablado de el en el blog, pero desde luego no con la prfusion de datos que nos facilita Miguel.
Espero que os guste, y en nombre de todos, le doy las gracias a Miguel Coello.
Todos los
bares del mundo encierran una parte de nuestra historia como testigos fieles de
la realidad de cada momento. Nadie puede esquivar su existencia porque se trata
de algo vital y cotidiano en nuestra vida. Nadie se puede imaginar si algún día
desapareciesen todos los bares y no dispusiésemos de ése lugar de encuentro, de
comunicación, de ocio o simplemente de sosiego en el que compartimos con
alguien todo lo que somos y lo que no somos. Éste es el caso del Bar Gómez en la calle Dr. Fleming de
Ourense, en que que miles de Orensanos, y los que no lo eran, disfrutaron de un
lugar en el tiempo alguna vez en su vida.
Ya existía
el Bar Gómez cuando nuestro
protagonista, en todos los bares del mundo siempre hay un ser especial que se convierte en confidente de todo aquel que lo
visita, Paco Pereira Noguerol (“Tocas” para los amigos), lo adquirió
allá por el año 1967, tras abonar 1.000.000 de pesetas de aquel entonces y
quién sabe si algo más. Había emigrado a Alemania, pero la morriña le pudo y
regresó a su terruño con el propósito de montar su propio negocio. Así cumplía
los deseos de su mujer Carmen Dacal
Pérez, prima del señor Dacal del Bar
Dacal, natural de Gueral (A Peroxa),
de regentar su propio bar porque había aprendido en su aldea natal, el oficio
con su madre a tenda da Isaura.
El personaje
central de la historia, que se desarrolla en torno al Bar Gómez fué “Tocas”, hombre que nació con dos de las más preciadas bendiciones que
puede desear alguien; don de gentes y suerte. Conviene explicarlo: “Tocas”, era amigo de todo el mundo; en
su bar nadie se sentía extraño porque el tendía la mano a todo aquel que lo
solicitaba, lo conociese o no, era el banco
del pueblo y apoyo de cualquier iniciativa alguien quisiese poner en
marcha, llegando a financiar viajes a emigrantes que no podían pagar su billete
y miles de favores más, porque además estaba muy bien relacionado con todos los
estamentos de la ciudad tanto políticos como sociales, que justificaba su gran don de gentes que poseía. La otra
faceta de nuestro personaje era la suerte.
Esta gracia era casi divina, porque desde pequeño tuvo una aptitud
extraordinaria para los juegos de cartas en todas sus variantes, (si hubiese
vivido en la época actual, Ourense contaría con uno de los más importantes
maestros del poker, mus subastado, julepe, siete y media, etc.. a nivel
mundial), y no había timba en Ourense
que se preciase si no contaba en su mesa con “Tocas”. Toda la gente que lo conoció guarda como un tesoro las
vivencias compartidas y ahora es justo dedicarle éstas líneas a su memoria para
que queden para siempre en la memoria de nuestra ciudad.
El Bar Gómez, no era un bar cualquiera,
aparte de contar con la personalidad arrolladora de su propietario, era donde
tenía la administración y se despachaban los billetes de la Empresa Gómez ,que
hacía la ruta diaria de A Peroxa a la 1 y a las 7 de la tarde además de ser
parada de la Empresa Pereira, Castromil, la Directa, Villalón etc… En el
interior del bar aún se conserva la vieja taquilla donde se expedían los
billetes y algunas fotos enmarcadas de los entrañables autobuses o “Carritos” de aquel entonces y de algún
personaje curioso que formaba parte de aquel inmenso enjambre de gente que
pululaban por allí. El Bar estaba atendido por al menos 7 empleados que
atendían sin descanso las 9 mesas e incluso despachaban bocadillos a las
puertas del bar en las horas de mayor aforo. El menú estaba compuesto por
cocido, pulpo, callos, carne guisada con patatas, carne asada, arroz, flan de
la casa … regado con buenos vinos y licor café de la casa. Para darse de cuenta
de la carga de trabajo que soportaba el Bar Gómez hay que decir que La carne que venía de
Gustey le llegaba dos veces en el día al igual que el camión de Jaime Campos
con suministros de vinos y alimentación, las gaseosas de Troncoso, Dacal, el
camión de Agua de Sousas, el de Aguas de Cabreiroá y sobre todo el camión de
Fanta que a la hora y media se acababa. También era parada de Autos Galsan que
hacía su ruta por Francia y Alemania, y punto de encuentro por unas horas de
los Portugueses que emigraban a Francia. Allí hacían sus cambios de moneda y cambiaban
su Tofina o su Sical que por éste motivo le llamaban el bar de los invasores. A la noche partían para Francia después de
degustar su frango y su sopa de legumes, siempre acompañada de
su Fanta preferida.
Además de
los clientes viajeros, era punto reunión de la intelectualidad y referente
cultural en el que era fácil compartir tertulia con Carlos Vello, Guillot, Vidal Souto, J. Díaz, Tizón, Cesar, Robert,
Conde Corbal… entre otros, sin olvidarnos de Hermida autor del hermoso
mural que preside en bar desde hace décadas. No podemos olvidarnos de mencionar
que fue refugio y fonda solidarias de los personajes más desfavorecidos de
nuestra sociedad, como Toñito patata, O
Merito, O Paxáro, o mudo de Pereira, … y vendedores como señor Herminio das rosquillas, a señora Carmen que traía roscas de
Ribadavia, los vendedores de mantas de Salamanca, a Rosita que vendía mandiles y todo un cartel de protagonistas de lo
que fue uno de los establecimientos más emblemáticos de nuestra ciudad y que
ahora sus nietos Javi, marta y marcos quieren continuar para disfrute de todo
aquel que quiera revivir la esencia más pura y profunda de nuestra hermosa
ciudad.
Miguel Ángel Martínez Coello
No hay comentarios:
Publicar un comentario