Pûblicada en el libro Los Tres Conventos de San Francisco, P Doroteo Calonge 1949 |
Llegaron los frailes menores a esta nuestra ciudad mediado el siglo XIII, y según cuentan las crónicas fueron acogidos en poco tiempo con grandes simpatías por el pueblo; (no en vano al entrar en la orden los novicios tenían obligación de deshacerse de todos sus bienes, y repartirlos entre los pobres).
Se dice que durante un periodo cercano a los doce años, residieron en una vivienda provisional, sita en Corredía, o Corredoira, luego Barrio Novo y hoy San Domingos o Santo Domingo, (que de todas esas maneras se conoció esa rúa), para después gracias a la donación del Obispo Juan Díaz de Solís trasladarse con intenciones definitivas a una vivienda existente en la que hoy conocemos como plaza del Corregidor.
No caigáis en la tentación de asumir que el colegio de las Carmelitas haya sido el convento Franciscano, porque sería del todo erróneo, el único nexo que tienen en común ambos conventos, es el de haber sido en algún momento propiedad de la familia Temes, (en las imágenes tenéis perfectamente identificado el antiguo convento).
Pûblicada en el libro Los Tres Conventos de San Francisco, P Doroteo Calonge 1949 |
Pero vayamos a los datos que nos hace incluir esta historia dentro de la crónica negra de Auria. Y para ello nadie mejor que Don Manuel Martínez Sueiro, (Juez, historiador, escritor y colaborador de la Comisión Provincial de Monumentos…), quien en sus Fueros Municipales de Orense (BCPM 1910-13), nos cuenta con todo lujo de detalles los acontecimientos.
Corrían los primeros años de la década de los 90 (aprox. 1293-94) y en la ciudad se vivan continuos altercados entre las fuerzas de la ciudad y las huestes del obispo, Pedro Yáñez de Novoa, de la casa de Maceda.
Es en uno de esos altercados, donde encuentra la muerte un sobrino del Obispo
…A vengar tal agravio corrieron buen golpe de clérigos y legos armados, marchando en persecución de los matadores; pero a estos faltóles tiempo para buscar asilo en el convento de Franciscanos, recientemente fundado á espaldas de la Catedral de San Martín, en la hoy llamada plaza del Corregidor.
Los hijos de San Francisco, gentes reclutadas en nuestro propio pueblo y testigos no indiferentes de estas luchas de emancipación /…/ , no podían cerrar sus puertas a la clemencia de que habían menester los perseguidos /…/ . Y en ese momento la ceguera del Prelado empujóle por la vía mas corta, consintiendo si no ordenando, que los suyos incendiasen el convento y pasasen a cuchillo a los refugiados, no sin derramar la generosa sangre de alguno de aquellos Menores, que así recibieron el bautismo cruento en nuestra ciudad.
… un tal Gómez alcaide de las fortalezas obispales, seguido de otros hombres de armas, gente de recia y sanguinaria condición, tras de prender fuego por distintos costados a la
Iglesia y convento, y de quemar la techumbre de la sacristía para mejor asegurar su presa, fracturaron las puertas, y, como caníbales sedientos de sangre, dieron miserable caza, en la iglesia, en el claustro y en las buhardillas, a diez ciudadanos inermes que rindieron allí su vida inhumanamente , siendo sus cuerpos trucidados sin piedad, dos de ellos, ante el mismo altar mayor consagrado, y enarbolando, otro, una venerable imagen del Cristo Crucificado en inútil demanda de perdón; y añadiendo a la ferocidad toda ignominia, robaron alhajas de la iglesia, libros, ornamentos, objetos en depósito, cuanto hallaron a mano y llevarónse parte del sacrílego botín al palacio del de Noboa para que la complicidad de este quedara bien evidenciada.
Por si esto hubiera sido poco delito, al ir a demandar
justicia al prelado, cuatro franciscanos, fueron nuevamente heridos y
amenazados.
Todo esto que aconteció, fue objeto de castigo por la
autoridad papal, y si bien al Obispo y su familia le afecto al prestigio y la
cartera (tuvieron que construir el nuevo convento que hoy conocemos), nada
comparable con la perdida de la vida del resto de implicados…
Plaza del Corregidor años 70, fotografía del MER modificada . |
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