No hace mucho hice una entrada en ourensenotempo, titulada
el fielato del Jardín????.
Las interrogantes eran la manera de llamar vuestra atención,
porque ciertamente no era el fielato del Jardín; se trataba de uno de aquellos “templos”
que para los tiernos infantes es lo que eran, “lugares de culto”. De aquellas me quede con ganas de recordar una
charla de esas totalmente /inútiles/ que en ocasiones tengo con mis amigos
(algunos algo mayores que yo..); en
aquella ocasión el tema de conversación (interesante, o mejor dicho
imprescindible), fueron las CHUCHES.
Gracias al amigo Guillermo Diez, biznieto de Aurora y José (propietarios del kiosco de la fotografía),
podemos recuperar hoy uno de estos Kioscos.
El que allá por los cincuenta, atendía los caprichos de los alumnos del
grupo escolar Nº1, (también conocido por escuela anexa), y de todos los niños
que entraban al Posío por Progreso. Pero
vayamos a los dulces recuerdos.
Las socorridas bolas
de chicle, los primeros contactos con las pipas Facundo, el sabroso pero corto
Bazoka (al que incluso se le dedico una canción: ..el chicle bazoka estira y encoge....),
después sustituido por el americanizado Cheiw, pasando por el Dunkin
o el Niña, y
muchos caramelos en ocasiones de producción propia ourensana, (hasta cuatro
fabricas de caramelos tengo identificadas entre los muros de Auria), eran los productos
que insistentemente exigíamos a los abuelos, (a los padres menos, que eran más
reacios). Después vino la época en la que
llevábamos nuestras pagas, y allí como perfectos economistas, hacíamos el
reparto de los bienes, se empezaba a notar la industrialización, y a la escasez
de marcas de los cincuenta, la sustituyo una marabunta de nombres, que nos
ocasionaba auténticos problemas a la hora de decidir.
Junto a estas “delicias”, estaban los cromos que nunca terminábamos
de coleccionar, futbol, animales del mundo, arquitectura, maravillas de la tierra, Bambi, cualquier
titulo nos resultaba sugerente a nosotros y pesadilla para nuestros mayores,
que sufrían en sus bolsillos nuestras ansias acaparadoras. Por si fuera poco
los comerciales de Maga, acudían a los colegios y allí se sorteaban uno o dos álbumes
por clase, y se regalaban algunos sobres, para iniciarnos en el vicio; eso no
dejaba de darle al tema coleccionismo un pseudo argumento cultural. Bueno algo
de eso puede que tuviera, a la hora de
cambiar se notaba que la retentiva recibía una buena estimulación, recordáis
aquel monótono Sipi, nopi.
Y por último el tema pequeños juguetes, La Aurora y el resto de kioscos, eran los que
nos surtían de canicas, pequeños coches de metal, aquellas fantásticas bolsas
de Montaplex o monta-man, indios y vaqueros de plástico,
recordáis aquellas divertidas Pulgas Mágicas ,(una capsula con una bolita de plomo
en el interior que bailaban en las manos), peonzas, y un sinfín de entretenimientos;
cierto es que muchos también sabíamos llegar hasta el Darío, pero eso ya eran visitas mas serias.......
Dejemos esos dulces y agradables recuerdos, y volvamos al kiosco. Gracias a Guillermo, tengo por fin una imagen de uno de estos pequeños edificios en activo, el caso y para que me deis ideas es que si os fijaís en la foto de arriba, la estructura parece de madera, incluso el tejadillo, no tiene tejas, sin embargo en la fotografía de abajo, se ve una recia construcción. Vamos a tener que empezar a profundizar en el tema kioscos del mismo modo que se esta haciendo en el tema fielatos. Por cierto, ¿sabéis que los fielatos parecen ser las construcciones que mas cambiaron de sitio en la ciudad; mas incluso que las fuentes???.
A ver quien se anima y hace un trabajo de localización de todos los kioscos y fielatos de la ciudad.....
A ver quien se anima y hace un trabajo de localización de todos los kioscos y fielatos de la ciudad.....
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