Un dulce regalo de mi amiga Lourdes Lorenzo Ribagorda

Están mis amigos facilitando el trabajo en estos días de Agosto, y de verdad que se lo agradezco, que el calor no me anima a leer, si no más bien a pasear. Por sí fuera poco mis vecinos del Couto llevan unos días volviéndome loco; ahora resulta que en este barrio tan céntrico de la ciudad nada es lo que parece, o más bien,a nadie se le conoce por su verdadero nombre. pero eso ya os lo contare otro día.

    Hoy me apetece compartir con vosotros esta fotografía que me presta mi amiga Lourdes, y muestra uno de los "templos del placer" de mi infancia, del que ya hemos hablado en más de una ocasión. 

La pastelería La Trinidad.

  No voy a repetir el listado de artículos de vicio que salían de aquellos obradores, pero podéis intentar ampliar la foto un poco a ver si sois capaces de ver en el escaparate, alguno de sus deliciosos borrachos.

Yo os aseguro que lo estoy intentando, y me estoy planteando llevar la foto al laboratorio de CSI que ellos hacen maravillas recuperando pixeles. O hablar con Mani Moreton que el también sabe un rato de mejorar fotos.

Gracias Lourdes.