Consejos y avisos

25/8/11

A casa de Ernesto

Entre los regalos que me enviaron mis amigos este verano, figura este dibujo aparentemente carente de valor; pero creo no equivocarme, al decir que a uno de mis amigos le encantara verlo; además, conociéndolo es posible que le saque alguna lagrimita, al fin y al cabo mi amigo Ernesto Ferro es una persona muy sensible y volver a ver su casa aunque sea en un dibujo, seguro que le evoca recuerdos de esos que no se sabe si son felices o dolorosos, porque tratan de personas y cosas que ya no están.

Resumiendo, este mal redactado comienzo, lo que quiere decir, es que le dedico esta entrada a mi amigo Ernesto Ferro, un chaval de 80 y….. al que le tengo un gran afecto, y al que envidio su espectacular memoria.

El dibujo en cuestión obra de un buen arquitecto*, fue realizado en el año 1960, y representa la parte trasera de la casa que ocupaba lo que hoy conocemos como Plaza de Paz Novoa; aproximadamente en lo que hoy es el centro de la plaza, estaba la casa, taller y finca de los Ferro Boo, gente trabajadora y habilidosa que se dedicaban al "cuasi" arte de la ebanistería, ocupación principal tambien de Ernesto, entre las muchas que le conozco, (actor, poeta, etc).

Recuerda Ernesto, a prácticamente la totalidad de sus vecinos, que no eran otros que los habitantes de las casas del paseo, y la antigua Capitán Eloy, hoy Concordia, la mayoría de ellos clientes y amigos. También habla de un privilegio que en aquellos tiempos no era tal, pero hoy en día muchos echamos de menos, el cual era la posibilidad de tener un huerto en medio de la ciudad del que nutrirse con frecuencia de sus frutos de inmejorable calidad; tengo que preguntarle si disfrutaban también de la compañía de algún ave ponedora, lo cual ya sería un lujo asiático, al mismo tiempo que un agradable despertador, me refiero lógicamente al chulo de las aves, que de existir a buen seguro que alguna mañana festiva inspiro ideas caníbales a los convecinos.
Viendo este dibujo, intento componer esa zona, imaginando como seria vivir en un caseron en el medio de esa plaza, y desde luego que me encantaria; pero según se asienta la idea en mi cabeza, intentando llevarlo a la realidad, me doy cuenta de que no es lo que yo pienso. A la finca no se accederia por unas escaleras, y una rampa como actualmente, ni siquiera se haria desde el Paseo del Sr. Trompeta, (cuando el abuelo de Ernesto llego a la ciudad, no se habia abierto la calle), el acceso era por un estrecho camino que partia de la calle de Santo Domingo, de aquellas Barrio Novo y remataba en el almacen de la Sal de la carretera Vigo-Villacastín (aproximadamente Progreso esquina Juan XXIII), con lo cual tampoco tendria a mano la populosa calle Juan XXIII, en aquellos años huertos y viñas, que incluso requirieron la construcción de pequeños "casetos" para los trabajadores del campo (en la ciudad, ¡que bien suena!), que con los años se convirtieron en Club de Tenis y hoy edificio de 9 alturas (Iscar) en la esquina de la Habana.....

Voy a dejarlo aquí, para no terminar haciendo una descripción general del Ourense de mediados del siglo XIX, que mi cabeza es a lo que me lleva. Si no me equivoco en estos días me facilitaran un pequeño cuadro al oleo que muestra esta misma casa por su fachada, y con ella continuare hablando de esta zona en aquellos años.    

*El asterisco al lado de Arquitecto, es para que no empecéis a criticar la calidad del dibujo atribuido a un profesional; tendréis que saber que de aquellas Florentino Moretón (el autor), contaba con la “turbulenta” edad de 13 años, con lo cual creo que coincidiréis conmigo en que ya apuntaba maneras el caballero. Aprovecho para dar las gracias al amigo Floro; es un placer contar con su colaboración, aunque sea desde la distancia.De hecho la entrada es en castellano, para hacerle a el mas comoda la lectura, aunque sigue conociendo el Gallego, su larga estancia lejos de la tierra le ha hecho perder un poco la practica.

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