Consejos y avisos

17/1/25

Rúa Juan de Austria



Juan de Austria,

 o Adro Vello, Patim Vello, e vía sacra

Anta, Puga, Temes, Méndez, Rivera, Paramo eran algunos de los moradores de la calle conocida como Vía Sacra o Adro Vello, y que con el tiempo se castellanizó en Patín Viejo, para finalmente llegar a nuestros días como Juan de Austria.

De aquel esplendor que ostentó hasta finales del siglo XIX, ya no por ser calle céntrica, si no por “tutearse” con la vecina catedral, hoy solo conserva el recuerdo a la espera de más de una reforma que le devuelva el prestigio que merece.  Al pasearla hoy y verla únicamente poblada por taperías, y una heroica cuchillería, se hace difícil imaginar el pasado que realmente tuvo. Empresarios, doctores, abogados, farmacias, ultramarinos, bares, no había un bajo disponible, ...

Demos un paseo por ella, que será breve….  El lado derecho cuando asciendes reclama poderosamente la atención; no en vano es nuestra fortaleza y Catedral, que si bien muestra muro liso en su mayoría tiene algún detalle de interés, las escaleras de entrada al lateral, la preciosa ventana que ilumina la capilla de San Juan, que al tener vidrieras en la parte alta, juega con la luz en el interior. ¡Y cómo no! la puerta norte de la catedral, la que en su día sufrió los embates del conde de Benavente quien no dudo en hacerla saltar por los aires, la catedral quedo sin duda muy perjudicada, pero sobrevivió, y menos mal que Marcolfo no defendía esta puerta, que si no….

Pero vayamos a la otra acera. Comienza la calle en la esquina con Paz, y por algún motivo se decidió que el mismo edificio fuera Paz 2 y Juan de Austria 1.  Con lo cual ya hablé de él y su vecindario cuando visitamos la de la Paz. Aun así os recuerdo que el bajo, fue en dos ocasiones Farmacia: Ramón Rivera y Sánchez Toca, acogió la primigenia joyería de Valentín Cid, y en los pisos sabemos de la Sastrería especializada en el clero de Alfredo Blanco, y la residencia de los Barbagelata, familia que dejo huella en la ciudad, primero por el negocio que tenían de: “Teatro de fieras”, y después por su actividad en la exhibición cinematográfica.

El numero 3 lo ocupó durante muchos años la hojalatería de Hermenegildo Cruz, y tal vez sea el origen de la cuchillería paragüería actual: “Benito” … Aunque en los años 30 allí estuvo el zapatero Juan Turrez. Y Guillermo Sotelo tuvo un taller de relojería. Noticia luctuosa de esta casa es el suicidio de un platero portugués. Y no lo citaría, de no ser por la frialdad mostrada por el suicida. Parece ser que varias piezas que se le dejaron para arreglar, desaparecieron del taller; el día que vinieron los dueños a recogerlas, educadamente les dijo que esperaran, se metió en la trastienda y allí bebió un vaso de cianuro para a continuación acostarse en un catre, falleciendo casi en el acto… ¡Crónica negra de nuestro Ourense!... Como vecino del edificio conocemos al doctor Ancoechea.

En el 5 vivió sus últimos años el condecorado capitán de infantería Ricardo Gómez, y en el bajo estuvo uno de aquellos bares famosos de la zona en los 60, el Viñoas, hoy tengo dudas si es el local del Tixola, pero no me cuadra.  Lo que si me cuadra es que el Viñoas lo cogió un tiempo mi amigo Andrés Iglesias que posa detrás de la barra en la foto que adjunto… y con unos amigos delante del bar, en la otra, que de paso nos descubre que en donde, estuvo la tienda de ultramarinos de Manola antes estuvo la tintorería Iris.


    Número 7 otra zapatería en esta ocasión de Francisco Paredes López, quien había aprendido el oficio en Madrid y vino contratado como cortador del taller de Vaamonde, hacia 1908, al año siguiente se estableció por su cuenta y al menos 43 años tuvo abierto su negocio. Quizás habría que hacer un trabajo sobre estos profesionales que no solo tuvieron el honor de contar con una calle dedicada, la de la Paz, sino que es mas que evidente que en la ciudad era una profesión con una gran competencia, seguramente, descubramos que los ourensanos siempre hemos tenido pasión por la moda y entre zapateros y alfayates ¡qué gran industria!…. 

    También en este edificio en 1935 estuvo ubicada la asociación de padres de familia, algo similar a las escuelas de padres que se intentaron poner en marcha hace pocos años, con el fin de consensuar como afrontar desde las familias los retos de la tecnología, pero al final no cuajo, cierto es que en el 35 lo que se promovía era una asociación religiosa, que al poco tiempo de existir paso a denominarse Asociación CATOLICA de padres de familia….  Y necesitó cambiarse a un local más amplio, tenía tirón…. En el 41 se instaló en el bajo la compañía de seguros Lloyd alemán. Y según mis datos actuales la mercería La Flor fue el último negocio en esa ubicación.
En el 9 vivía el que se conocía por el Filipino, que se dedicaba a funciones de agente de la propiedad, él se encargaba de vender fincas pisos y lo que se le pidiera…. En los bajos estaba en los 40 la tintorería Galicia del Couto, (tenía allí su despacho para comodidad de los clientes). Después pasó a “tintorería IRIS”.
Decía mi admirado Don Ramón O. P.:
 "A catedral estaba cinguida: ô E., pol-a rúa de Tras do Cristo (Unión); ô N., po- la do Patín Vello (Don Juan de Austria); ô W., po-la das Tendas que garda o nome.  …, … Po-lo S., a Praza do Trigo ou do Grau prolongábase hastra a Praza pol´a  Maor das Olas (hoxe Fernández e González)." 
(Otero Pedrayo, Ramón, "Estampas d´Ourense a medeados do século XVIII". Arquivos do Seminario de Estudos Galegos, Santiago de Compostela 1927.
    Para terminar con ese tramo, me cuentan una anécdota que refleja la doble moral que había en aquellos años 50, o tal vez el error en que caemos los que pensamos que eran tiempos de un excesivo puritanismo.  En la calle, tenía un viejo solterón la propiedad de un edificio completo, eran tres viviendas, que el usaba para dar alojamiento a tres “amigas, pero como es de obligación en un caballero cada una tenia su vivienda. El, cuándo acudía, procuraba hacerlo discretamente para que ninguna se sintiera ofendida. Algo que me llamó la atención cuando me contaron esta historia, es que siendo el bueno de Ed…. ¡Perdón!, casi se me escapa… caballero con posibles, hubiera fijado su residencia en lugar tan poco elegante como era la Fonda “Tres Líos” de la calle de la Gloria, ¡ufff que despiste! era Fonda “Tres Ríos”, lo habitual en gente de Os Peares. El caso es que no voy a dudar de la moralidad de la fonda por estar en calle con fama de libertina, si no que ni siquiera contaba con servicio de agua corriente… y eso conociendo solo algunas de las propiedades del caballero es difícil de entender, solo un dato. El solar donde se construyó el actual colegio Maristas en gran parte era de su propiedad….

  

      El último tramo de la calle, el que tiene una mayor inclinación, actualmente tiene bares o taperias en cada bajo, y hasta hace poco tuvo una de las mas longevas tiendas de recuerdos de la ciudad. A su lado hay hoy un establecimiento “Casa do Pulpo” con opciones a convertirse en un clásico, y más si se confirma que ocupa el mismo local que en su día albergaba la pulpería del Cabezas.  También puede que alguno de vosotros, (más bien vuestros padres o abuelos) recuerde que en la esquina estuvo la tienda de ultramarinos de Esaú Martin Valero uno de aquellos comerciantes que venían de Castilla a montar negocio, Esaú llego a la ciudad con otro paisano de sobras conocido, Rufino el de la tienda El Aceitunero (realmente se llamaba Serranilla en honor se su pueblo de procedencia en Ávila).

El plano mantiene plena actualidad, fue realizado para plantear el retranqueo de varios balcones. Archivo Municipal.

            Podría añadir el nombre de alguno de sus moradores pero no lo veo de interés, lo que sí puedo contaros, es la anécdota de que antes de hacerse la reforma para la que se elaboró el plano que os muestro, los ladrones podían de un salto acceder desde esas casas al tejado de la catedral y desde ahí entrar al templo para hacer sus tropelías.

Seguiremos paseando las calles de aquella Auria…..

 

 

No hay comentarios: