No tengo fotografías que os pueda mostrar, pero este rudimentario montaje servirá, para hacerse una idea de las barracas en Bispo Cesáreo.
Primeros pasos del cine en Ourense
Cine GILAGO
Hace tiempo que publique tres artículos intentando resumir la historia de los Cines en la ciudad, y ya advertía que los comienzos estaban necesitados de una gran ampliación. Hoy creo que puedo aportaros nuevos datos pero no va a ser posible hacerlo en un solo articulo por problemas de espacio. Con tal motivo comenzaremos así, este nuevo año esperando que sea.
“de Cine”.
En el primer artículo de aquella serie (30 de marzo 2019) os recordaba que todo había comenzado con lo que se denominó Pre cine, y que no eran mas que vistas fijas, cierto es que el público se sorprendía al ver esas imágenes estáticas, aunque no le resultaba conocidas ni rostros ni escenarios; habría que acostumbrarse a entender cómo se podía pasar cualquier imagen al papel.
Es en 1880 cuando gracias a Pepe Adrio sabemos que un vecino de Tamallancos, apellidado Peludez instalaba en la alameda una barraca donde mostraba una colección de vistas. A Peludez le siguieron otros exhibidores, entre los que destacó el que representando a la empresa Lumiere, se instaló un breve periodo de tiempo en el entorno de los jardines de Bispo Cesáreo.
Estaba ya terminando el siglo XIX y aun no se podía afirmar que Ourense tuviera una sala de exhibiciones, ¿O sí?.
Dejare que cada uno decida que se puede entender por sala estable, y os lo explico. Desde ese 1897 que la empresa Lumiere nos visitó, fue casi constante el paso de “empresarios” que montaban sus barracones por mas o menos tiempo en la ciudad, no es fácil indicar un orden, Isidro Pinacho García, y el apellido Pacheco (Jaime seguro, pero también José es “sospechoso”), fueron de los más interesantes, y junto a ellos, empresarios que ubicamos con más asiduidad en otras provincias, lo que corrobora el continuo trasiego de profesionales; Águeda García (Coruña), Cinematógrafo Modernista Leones, Empresa Vázquez Iglesias (Celanova), Sanchis (Vigo), etc.…
Todos ellos se enfrentaban a multitud de problemas. Ya no solo había que contar con un cinematógrafo, que no abundaban, si no que había que tener un buen archivo de películas, la mayoría con duraciones de 4 a 5 minutos que era lo que permitía un rollo, y las que ya querían tener argumento requerían de varias cintas con el engorro de sustituirlas durante la proyección, de todas maneras hablamos como mucho de películas de 18 a 20 min. De esta manera aun disponiendo de varias cintas en pocas representaciones se veían todas.
Lo que es de justicia reconocer a estos pioneros, fue su tenacidad, y principalmente no cejar en el empeño de mejorar el espectáculo buscando hacerlo rentable. Una de las mejoras que se hicieron notar, fue la inclusión de lo que se llamaba Charlatan, Locutor o Explicador, que no era otra cosa que un personaje que introducía al espectador en la trama de las imágenes que iban a ver; la escasez de imágenes se suplía con la imaginación del público. Anteriormente era un locutor que de manera monótona presentaba los cuadros. “Salida de misa la mañana del Domingo”; “Catedral de tal sitio”, “Puente de tal otro” …
La sorpresa de ver esas escenas estáticas por si sola tendría caducidad. Otra innovación fue la de adquirir aparatos que reproducían sonido, al piano, le sustituyo el piano-órgano que cuando se pudo, se automatizo; eran raros inventos de nombre impronunciable, probad con: “Orquestofron”.
Se seguía buscando, ya no entretener, sino enganchar al publico y así fue como comenzó a simultanearse en las proyecciones la actuación de algún artista, mayoritariamente “cantatrices” (termino ya utilizado en 1903) aunque se aceptaba cualquier artista que tuviera breves sketches, magos, cómicos etc.
Sabido esto vamos a recuperar los datos de como fueron aquellos comienzos en nuestra ciudad.
Los primeros exhibidores, tenían un punto en común, y es que era la Huerta del Concello (jardines Bispo Cesáreo) el lugar escogido para su instalación, rara vez pasaba de los dos o tres meses, y casi siempre era más breve. Hubo alguna ocasión en que el teatro de la calle de la Paz, acogió a uno de esos empresarios para realizar sus exhibiciones, pero no era frecuente.
De entre estos exhibidores, Peludez y el representante de Lumiere fueron de los primeros, pero tengo ahora la seguridad de una asociación original, me refiero a la que formaron el periodista y escritor, Francisco Álvarez de Novoa, con el fotógrafo José Pacheco, (o era ya su hermano Jaime?, en los datos que manejo solo se cita el apellido, con lo cual la duda….) Fue en 1902 cuando se formó esta sociedad, instalándose primero en la ciudad para posteriormente desplazarse a las villas, ¡Celanova los acogió durante un mes!. Dado el éxito obtenido, en verano se desplazaron a Braga donde de nuevo triunfaron. El éxito de Pacheco, se cimentaba en la inclusión de vistas originales de la ciudad y gentes, de donde se hacían las exhibiciones. Habrá que buscar las imágenes de ese 1902 que recogen las fiestas de la ciudad, rincones y gentes ourensanos, quizás algunos ya sean conocidos pero no sepamos datarlas o asociarlas a esas exhibiciones.
Las de toros es más que probable alguna sea de ese año, pero habrá que buscar las que mostraban balcones de la plaza, salida de misa, algunas quizás????. Por ahora desconozco las causas, pero después de ese año de gran actividad Álvarez de Novoa se desplaza a Barcelona para adquirir un nuevo proyector y Pacheco pasa unos días en Oporto aprendiendo a mejorar el manejo…. Pero al año siguiente no se sabe que tuvieran actividad.
Fotógrafos en los toros y salida de misa. Dos posibles vistas de aquellos años, el aliciente era el de verse en la foto….
Llegamos así al 1904, y por primera vez es el solar de los Paris en la esquina de Alba con Paz Novoa (Paseo) el escogido para instalar la barraca, fue doña Águeda García, quien ya había triunfado en A Coruña, con sus exhibiciones que acompañaba con un piano órgano “electro-motor”, la que estrenaba tan “cinematográfico” solar.
Sin embargo seria poco tiempo después, en mayo de 1905 cuando conocemos el primer local estable con exhibiciones de cine; es ciertamente un edificio con mucha historia, ya que entre sus usuarios estuvo el conocido negocio de los García “Chantada”, que habitaban también la primera planta, y los Reinlein-Zarauza, (creo que propietarios), los Suarez- Noguerol… y actualmente, domicilio de un reconocido empresario ourensano J. D. que después de adquirirlo lo ha renovado respetando al máximo su estética, algo de agradecer. Os hablo del que era numero 7 de la calle del instituto. (De aquellas el Liceo era el 9, número que aún conserva en su fachada). En mayo la empresa Sanchis habitual en Vigo se traslada a Ourense y acondiciona el local de Instituto 7, lo utiliza durante un mes escaso y en noviembre reabre con intenciones de estabilidad el:
CINEMATOGRAFO GILAGO
Con ese nombre es fácil pensar, a mí se me paso por la cabeza, en la presencia de José Gil como parte de esa empresa, pero puedo confirmar que no era así, se trataba de un empresario apellidado Gil Martínez. Nada que ver con la sociedad de dos grandes de la fotografía en Galicia José Gil y Jaime Pacheco.
Ya puestos a especular y abrir vías de investigación a los expertos, me atrevo a insinuar que de alguna manera Jaime Pacheco respetaba a su hermano José y consideraba que Ourense era cosa suya…
Al final esta sala de cine tuvo una historia breve, pero bien podría ser considerada la primera sala de cine fija en Ourense.
No hay comentarios:
Publicar un comentario