Entrada pendiente la
que tengo con nuestro Miño.
Proveedor de riqueza:
el mítico Oro que según algunos dio nombre a la ciudad, las aguas que
regaban los viñedos, la pesca que habitaba su lecho, incluso los ratos de diversión
que proporcionaba a todos los
ourensanos. Todos ellos motivos de agradecimiento, que sin embargo convertimos
en dura indiferencia.
La foto muestra una escena no tan lejana en el tiempo, de
pesca con barcas y redes en la zona de los Peares a comienzos de los años setenta. (el viejo puente al fondo)
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