Fiesta popular en el polvorín. foto de la Asociación de vecinos del Polvorín
El Polvorín. primeros datos…
Siempre resulta llamativo hablar de un puente o edificio que cambia de sitio, pero eso en nuestra Auria, cada vez sorprende menos, es por ello que cuando me puse a escribir el articulo de hoy, el protagonismo cada vez que avanzaba en mis lecturas iba cambiando de bando, hasta el punto de que al final creo que os resultara mas instructivo recuperar la historia del barrio del polvorín que la “fuga de su puente”. Y digo fuga con segunda intención, ya que por desgracia esa barriada de la ciudad, sus primeros pasos no los dio con elegancia precisamente, sino que….
El primer dato que puedo aportar es sin fecha, aunque me atrevería a decir que probablemente fuera a comienzos del siglo XIX, y es el de la instalación en terrenos “extramuros” de la ciudad del necesario deposito de pólvora y munición que sustituyera al anterior situado en las cercanías del puente mayor.
En esa época el Ramo de guerra, presumiblemente mediante expropiación de los terrenos se hizo con un amplio terreno, alejado de construcciones, aunque permitió que en el entorno siguieran existiendo, fincas muy productivas por cierto, por la abundancia de agua de la zona. Por mis datos la inversión realizada se limitó al cierre con alambrada y la construcción de varios barracones con piedra de cachote y al menos dos garitas de protección para los “plantones” que hacían la guardia. Hoy sabemos que la tropa encargada de esa vigilancia utilizaba para su descanso y manutención, edificios existentes por los que pagaba alquiler. (La casa de doña Manuela Placer, viuda de Salustiano Pérez, tenia varias dependencias cedidas al ramo de guerra para esa tarea).
El año de 1887 fue sin dudas aciago para los vecinos, entre los mas de 16 casos sangrientos ocurridos resaltan el de la lechera que llevo una paliza que la dejo moribunda por 30 duros que componían toda su fortuna, o la del sacerdote (no era zona propicia para el clero), que sufrió la amputación de ambas orejas por no tener dinero que saciase las ansias de sus atracadores. Dejó de tener su función el polvorín hacia 1888, y aunque se intentó darle utilidad. Al año siguiente, la filoxera hacia estragos en las viñas Ourensanas, por lo que se pidió al ministerio el envió de Sulfuro de carbono, el mejor tratamiento contra ella. Pero que era necesario conservar con seguridad. Con tal motivo se pide al Gob. Militar, ceda el polvorín para esa misión. Seria el ultimo servicio de las instalaciones, al poco tiempo comenzaron a deteriorarse y en 1898 se subasta el terreno, aunque, o por el precio o por otras causas nadie lo quiere, en 1902 se le cede a la Hacienda pública. Y hasta 1934 no se solventa definitivamente la propiedad; el ayuntamiento ourensano la reclamo para edificar viviendas, pero aun hubo que aguardar hasta el año 54… (Grupo Santa Barbara)
Es solamente una opinión, pero yo diría que es una de las mas bellas zonas de la ciudad, situada en las riberas de dos de nuestros pequeños ríos, esos que muchos ourensanos incluso desconocen. Atrás va quedando la mala fama del Barbaña, y poco a poco los ourensanos comenzamos a valorar la estética de nuestras riberas fluviales. Queda muchísimo por hacer, pero…. Hoy ya tenemos unos bellísimos paseos fluviales.
POCO ANTES DE SU MARCHA en 1984 A TIERRAS de Amoeiro el ponte Codesal SUFRIO UNA RIADA.
Aunque seguro que regreso a este barrio en otra ocasión, no me gustaría dejar de citar dos datos, el primero fue el intento en 1915 de instalar en la zona la feria de la ciudad, tampoco cuajo, ya que se decidió que el campo de los Remedios era más apropiado, pero aun así muchos recuerdan una feria no oficial, en la que había venta de pan, patatas, vino, madera, etc. (principalmente durante la guerra).
Y el otro dato, es citar a las pocas empresas que allí se instalaron. La Molinera con sus varios usos, (molino, horno de pan, central eléctrica, fábrica de hielo etc.) fue la que mas poso dejo. La fabrica de gaseosas La Unión de Manuel Pérez, en los cuarenta se trasladó de la plaza de la Trinidad a la rampa del puente Codesal. Una fábrica de reparación y fabricación de cubas fue la que mas operarios atrajo. También pequeñas herrerías, hornos, (algunos ilegales), un almacén de compra de “sacos usados”. Y lo más rentable: los figones, la presencia del fielato hacia que los lugares donde “descansar” antes de entrar a la ciudad, y de paso enterarse de quien estaba de guardia, y si estaba demasiado escrupuloso, convertían en rentables figones y tabernas, aunque también es cierto que el ambiente que creaban no era demasiado seguro….
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