Hoy os voy a hablar de unos artistas que causaron furor en los primeros tiempos del siglo XX y estuvieron en el candelero mas de 20 años. Llapisera, Charlot y el botones.
Sin poder constatar plenamente por la gran cantidad de
imitadores que rápidamente le salieron creo no equivocarme al afirmar que nos
visitaron durante las fiestas del año 1917, en el que fueron contratados para
hacer su actuación en la improvisada plaza de toros Ourensana, y de la cual os
muestro estas dos fotografías de la revista Vida Gallega.
Esta era la reseña de prensa: 1 de Junio 1917
La Liga de amigos en unión de entusiastas elementos del comercio de esta plaza, acordó en su reunión de anteanoche organizar para el domingo 10 un sensacional espectáculo en la plaza de toros que se dividirá en dos partes.
En la primera de estas los excéntricos Charlot, Lapiserra y su botones lidiaran y mataran dos novillos, emulando a los diestros de más fama
La segunda parte correrá a cargo del valiente matador de novillos Ángel Pérez “Boli” y su cuadrilla que se las entenderán con dos hermosos novillos toros.
Hacense gestiones para que la novillada sea presidida por una comisión de señoritas. El espectáculo será amenizado por las bandas de música de Valenca y municipal de Orense.
El 12 de junio se leía el resumen de lo acontecido, El Boli había hecho un buen papel, pero sin embargo los cómicos se habían mostrado miedosos. En su descargo hay que decir que ese año de 1917 la troupe de Charlot y Llapisera daba sus primeros pasos en ese arte. Y por si fuera poco en la corrida ourensana, el Botones sufrió una cogida que le dejo marcado una brazo de por vida.
Guapas ourensanas presidiendo el espectáculo taurino 1917. Señoritas de Galan, Coleman, Moreno y Taboada Tundidor, Revista Vida Gallega |
Pues aprovechando el tirón de este personaje, en España, el mundo taurino disfrutó de algo novedoso, que era el toreo cómico en el que un grupo de valencianos destacó y alcanzo grandes niveles de fama. Al “tontorrón” Charlot (Carmelo Tusquellas) se le oponía un personaje de buen porte, elegantemente vestido, pero con una capacidad mental limitada, Llapisera (Rafael Dutrús Zamora). El nombre es Lapicero en Valenciano, debido a que su altura y porte lo hacían parecer eso: un lápiz.
Junto a ellos actuaba el botones (Fernando Colomer), y entre los tres
apoyados por una especie de banda de música, “mareaban” mas que toreaban a unos
novillos. No se puede ocultar que tanto Dutrús como Tusquellas eran toreros con
estilo, pero encontraron en este formato un filón que incluso creo escuela. De su
espectáculo surgió el nombre que identificaba ese tipo de corridas “Las Charlotadas”,
y con el tiempo se desgajaron números que se convirtieron también en espectáculo.
El bombero torero, es el mas recordado.
Cuentan las crónicas que llego un momento en el que cuando
en el cartel aparecían estos personajes, el resto de la corrida se cubría con debutantes, motivo por el que de sus cuadrillas hayan surgido grandes nombres
del toreo.
Me olvidaba decirlo, pero,
aunque cómica su actuación suponía unas altas dosis de riesgo, la vaquilla con
la que se enfrentaban no era un morlaco de 600 kilos, pero como todo buen animal
si se le enfada como pueda te la monta. Como muestra lo que os comento arriba, en la corrida ourensana el botones salió corneado, aunque sin excesiva gravedad.
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