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5/3/22

Primeros pasos de los Bomberos Ourensanos

Los bomberos en 1929 estrenando camión escaleras y material.

Cuerpo de mangueros y bomberos, 1891........

 Este año, se cumplen 131 de la creación del cuerpo de “Mangueros y bomberos de Ourense” y como el 8 de marzo, festividad de San Juan de Dios se celebra el día del bombero he creído oportuno hacer un pequeño homenaje a este cuerpo del que solo nos acordamos cuando...  ¡una aclaración: en un principio se llamaban también mangueros por tener asignadas las tareas de riego y limpieza de calles y jardines, pero esas tareas con el tiempo se fueron dejando en manos de barrenderos y personal de limpieza!!!

   Fue el alcalde Manuel Pereiro Rey quien durante su mandato (1879-81) pretendió crear el cuerpo de bomberos, aunque finalmente fue Feliciano Pérez Bobo (1886-91) quien lo consiguió. Con anterioridad las necesidades se cubrían mal que bien a base de voluntarios mal equipados y las consecuencias solían ser trágicas.

   1890 comenzaba con nuevos ediles y muchas ilusiones e ideas, y al tiempo que se completaba la uniformidad de la policía local, se proponía la creación de una escuela de música (gratuita) y una Banda Municipal; pero lo importante para el tema de hoy, es que  se decidía dotar de material al servicio de extinción de incendios, una escalera, una devanadera, dos mascarillas cuatro antorchas dos cinturones y dos cascos de acero, con eso ya tenían para......, al tiempo que una comisión formada por el banquero Juan Fuentes, el empresario Manuel Malingre y Enrique Berjano comienza a estudiar la oficialización del cuerpo...

     En noviembre se encarga a los concejales Antonio Fuentes Fernández y Benito Fernández Alonso, la redacción del reglamento que se aprueba en marzo del 91

.- Los aspirantes deben tener el  oficio de: carpintero, herrero, picapedrero, albañil o cerrajero.

.- El compromiso será por dos años y no podrán ausentarse de la población sin permiso del capataz.

.- En caso de incendio deberán acudir con la mayor urgencia posible.  También deberán  presentarse a  los ejercicios prácticos cuando el arquitecto municipal lo designe.

.- Debe existir un reten nocturno en la casa municipal, y se crean premios para el primero que llegue con herramienta, al siniestro.

  .- Se establece una indemnización de 500 pts., para quien resulte incapacitado durante una misión. Y 1000 pts. en caso de fallecimiento. Por lesiones,  asistencia médica y farmacéutica gratuita y 2 pts. de pensión diaria mientras dure la recuperación.

 .- Todo manguero tendrá colocada en la fachada de su casa una tablilla que diga MANGUERO... NUM... y un llamador que hará sonar un timbre colocado en el dormitorio. Y en su lugar de trabajo una banderola roja con otra tablilla identificativa.

     Cierto es que se trataba de una actividad complementaria, pero la remuneración difícilmente cubría el riesgo y obligaciones. (Un capataz cobraría 182,50 y los mangueros 91,25, interpreto que por mes).

 El siguiente paso era cubrir la plantilla, hubo que esperar a sep. del 1891 para que se publicara la oferta. En esta se ofrecían: un puesto de capataz de 1ª, otro de 2ª y doce  “mangueros”... (En la convocatoria se les exigía tener entre 20 y 40 años sin impedimentos físicos para el trabajo). Y es al mes siguiente cuando la capitanía General de Galicia, encargada de seleccionar entre los aspirantes a capataces (militares en activo o reserva) nombra capataz de 1ª al soldado con 4 años de servicio José Lisardo Vázquez Villar (de 36 años);  el resto de puestos ofertados se cubrió de manera interina y en marzo del 92 se les nombro en propiedad al no existir demandantes.

   Un detalle muy “importante” es el de la financiación, y para ello se acuerda facultar al edil Antonio Reinoso, para que negocie con las Cias. de seguros una subvención anual que colabore a sufragar el presupuesto, ciertamente ellos serian los más beneficiados en el apartado económico.

     El azar quiso que se estrenaran, en el incendio que el 2 de octubre tuvo lugar en lo que era Carretera de Trives, nº10 propiedad del herrero José Álvarez, padre de Basilio Álvarez o “Abade de Beiro” (Hoy Concordia, aprox. Librería Nobel????). En aquellos momentos en que se estaba formando el cuerpo, no se podía exigir que la celeridad y coordinación fueran las deseadas, pero ciertamente permitieron dejar claras todas las carencias que existían y los riesgos que ello suponía.

   De la lectura de las crónicas de este incendio se desprende que era mucho el trabajo que había por hacer:

 “A las 12 de la noche, en la cuadra donde se acomodaban los caballos del coche de Maceda, comenzó a arder la paja por algún despiste y rápidamente la escalera quedo cortada impidiendo la salida de los vecinos, (familias muy conocidas, la del fiscal de la audiencia Sr. Pérez y del comandante Sr. Recio).  Desde las ventanas pedían auxilio y nadie podía acudirles, finalmente el fiscal y su familia se tiraron por las ventanas traseras y la familia del comandante consiguió acceder al tejado y desde allí pasar al edificio colindante, en ambos casos salvaron milagrosamente la vida y solo unas contusiones quedaron de recuerdo.

Pero lo que sirvió de enseñanza fue el cumulo de hechos que se vivieron: Pasados 45 min del comienzo, por fin dos concejales aparecieron con dos mangas, pero no aparecía la llave de la boca de riego. Cuando por fin se consiguió abrir la boca, las mangas no tenían boquilla, lo que si tenían era muchas picaduras que las hacían inútiles. Los bomberos llegaron una hora después con las bombas y mangas del cuerpo, pero solo una se pudo enganchar a la boca de riego y las otras por carecer de uniones no pudieron engancharse a la siguiente boca. A pesar de las instrucciones del arquitecto municipal, la inexperiencia de los mangueros hizo que en lugar de las llamas, fuera el edificio contiguo el que recibiera torrentes de agua que causaron graves desperfectos.

Al haberse salvado los vecinos, el resto podría incluso considerarse una escena con cierta comicidad, pero el resultado final cortó de cuajo las ganas de reír. A medida que las llamas daban cuenta del edificio, cayeron vigas y los alares de la fachada causando varios heridos y la muerte del obrero Manuel Conde “Nocas”. Pocos días después se les aprovisiono de cinturones, hachas, cuerdas, escaleras y un carro para el transporte del material.

A partir de esa fecha las cosas fueron mejorando, aunque nunca al ritmo deseado, y en estos temas como decía al comienzo, es habitual que nos acordemos de su necesidad solo......

  A lo largo de estos 131 años, son muchas las vivencias y por fortuna muchos los objetos de los empleados que se conservan actualmente. Quizás buscar un lugar donde mostrarlos al público, sería una opción interesante para  poner más en valor si cabe el trabajo que desempeñan estos profesionales. Admito que no es tarea fácil, dado que algunos de los objetos son: los camiones y eso exige que el espacio sea considerable. Lo que no creo que ofrezca dudas seria el nombre que llevaría ese museo: “José Blanco” en memoria del bombero fallecido en acto de servicio (1996).  


Primer camión de bomberos, es el mismo que aparece en la foto superior. Foto Cesar Conde

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