Las victimas: El niño Carlos Bangueses y su madre Dolores
Rivera
El Crimen de
Arnoya.
Anda estos días
coleando el tema del crimen de Cortegada, y me vino a la memoria que tenía
pendiente una historia también truculenta de nuestro pasado. Sucedió en 1932
José Bangueses Suarez a finales de los años 20 con (aprox. 35 años) emigra “al Uruguay” desde su Carnós natal (Arnoya); según cuentan aficionado a un estilo de vida no demasiado tranquilo que su familia le reprochaba.
Sin que se interprete como critica sino como falta de medios, en las noticias de este crimen así como en otros muchos, era muy fácil encontrar datos erróneos, mas fruto de un mal sonido en la comunicación telefónica, o un apresuramiento en recoger datos sin poder contrastar la información que a una desinformación del periodista. En esta ocasión varios fueron los periódicos que daban cuenta del fallecimiento de una “niña”, otros le atribuían 5 años, y en otros los apellidos de la esposa bien podían interpretarse como de origen italiano, ya que se decía que eran Riviere Catoiza.... o Ribeiro.
El
Asesino José Bangueses
Después de múltiples gestiones e investigaciones se le detuvo el 24 de octubre cerca de Ribadavia. El jefe de la guardia Civil don Alfredo Vázquez muy diligente en todas las investigaciones tuvo un aviso de que se le había visto por la zona de Cartelle (Parbón) y allí lo encontraron; en el momento de la detención observaron que presentaba una herida en la frente que dijo haberse producido en una caída fortuita. Los agentes sin embargo tenían la creencia de que intento suicidarse antes de ser detenido. El hecho de llevar encima una carta dirigida al “Señor Juez de lo Criminal” reforzaba esa tesis.
La tardanza en la detención estuvo motivada por el periplo que el criminal realizó después de cometido el crimen, intentando que el paso del tiempo y la supuesta imposibilidad de reconocer a los cadáveres le permitieran escapar a la justicia. Parece ser que al día siguiente, se desplazo a Vigo donde embarcó con destino a Buenos Aires, en el buque de la Royal Mail “Highland Brigade” haciendo escala en las Palmas de Gran Canaria donde tras una breve estancia en la que se comenta que busco trabajo sin encontrarlo, decide desistir de su salto del charco embarcando de regreso hacia Lisboa y desde allí en tren regresa a la zona de Ribadavia.
Nos situamos así entorno al 16 de octubre, mas de dos meses de huida. El prisionero no quiso declarar acerca de los hechos y al principio su actitud llenaba a todos de dudas, ya que en la carta que portaba dirigida al juez insinuaba que le quedaba poco tiempo de vida y rogaba al juez que cuando esto ocurriera se le enterrara junto a su esposa dejando para ese fin 300 pesetas para las misas por su alma. Todo confirmaba el intento de suicidio...
Hubo que esperar casi dos años (marzo del 34) para que comenzara el juicio en el que actuaron como defensor el letrado Pérez Cabo y se promovieron las declaraciones de 16 testigos, aunque las únicas que aportaron luz a la investigación fueron la de las dos personas que testificaron haber visto a Bangueses con su familia cruzando el Miño en la barca, y la del que había sido amigo de José, J.V.R. a quien el asesino por carta pidió que recogiera su equipaje depositado en la estación de Ribadavia para que se lo entregara a su hermana en Arnoya.
El barco de la huida: “Highland Brigade” de la Royal Mail |
Después de otro parón judicial, fue el 13 de junio del 35 cuando se vio la causa en la audiencia de Orense ante jurado. Finalmente este fue el desarrollo de los hechos según el alegato final de la acusación.
“El 1 de Agosto desembarco la familia en el puerto de Vigo y desde allí en tren se encaminaron a la villa de Ribadavia donde pernoctaron antes de iniciar el recorrido hasta la vecina Arnoya, en medio del viaje una discusión según parece a causa de unos celos infundados llevo a José a golpear a su mujer causándole graves lesiones, en ese momento José atemorizado quito también la vida a su hijo (en esta ocasión con el revólver que poseia), acto seguido intento quemar los cuerpos para hacerlos irreconocibles, cosa que no consiguió” ; el resto ya lo sabéis.
Me llama la atención que el fiscal solo pidiera 30 años por el doble crimen, (no se de leyes, pero me parece barato....) y un año más por tenencia ilícita de armas..... con unas indemnizaciones para la familia de la esposa e hijo....
Por fin el 14 de junio se dicto sentencia de culpabilidad con una pena de 30 años y la condena a pagar las indemnizaciones fijadas para las familias.
Este fue uno de los hechos criminales más llamativo y terrorífico de los ocurridos en las bellas y tranquilas tierras del Ribeiro.
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