Fotografo: Conde
Circa 1950
NGCF1950000231
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Escena de domingo
Papel fotógrafico, Archivo Natalia (Gonzalez Pombar)
Detalles:
Conde, Cudeiro, Fernández, Eloy, Ricardo e incluso el prolífico Rizo tenían como punto de trabajo habitual la esquina del Paseo con San Miguel.
Se les conoce como Leiquistas, porque esta era su máquina fotográfica: con la Leica I de 1925 (ofrecía un manejo muy sencillo comparado con lo que era habitual en aquellos años, al tiempo que presentaba un tamaño compacto y un objetivo muy versátil); comenzaba una nueva era en la profesión de fotógrafo, al poder portar una maquina de “poco“ peso, pero de excelentes resultados.
La fotografía que hoy os presento, es obra de Conde y recoge una escena frecuente en la mañana de los domingos de aquellos 50´s, la gente se ponía sus mejores galas, para ir a misa y después, un paseo y el vermouth. En la ciudad eran varias las zonas escogidas, pero en la de la imagen solía comenzar uno de los recorridos, en La Coruñesa, se daba el pistoletazo de salida, para ya sin tiempo de descanso entrar en el “Gelasio”, hoy poco recordado, pero para que os hagáis una idea era similar al actual Pingallo, las vitrinas y bandejas lucían “bichos de ocho patas” horribles, al lado de otros con conchas muy musicales. Traduciendo: Centollos y vieiras. Rodeado de los cuales tomar un Ribeiro fresquito era un placer.
Se les conoce como Leiquistas, porque esta era su máquina fotográfica: con la Leica I de 1925 (ofrecía un manejo muy sencillo comparado con lo que era habitual en aquellos años, al tiempo que presentaba un tamaño compacto y un objetivo muy versátil); comenzaba una nueva era en la profesión de fotógrafo, al poder portar una maquina de “poco“ peso, pero de excelentes resultados.
La fotografía que hoy os presento, es obra de Conde y recoge una escena frecuente en la mañana de los domingos de aquellos 50´s, la gente se ponía sus mejores galas, para ir a misa y después, un paseo y el vermouth. En la ciudad eran varias las zonas escogidas, pero en la de la imagen solía comenzar uno de los recorridos, en La Coruñesa, se daba el pistoletazo de salida, para ya sin tiempo de descanso entrar en el “Gelasio”, hoy poco recordado, pero para que os hagáis una idea era similar al actual Pingallo, las vitrinas y bandejas lucían “bichos de ocho patas” horribles, al lado de otros con conchas muy musicales. Traduciendo: Centollos y vieiras. Rodeado de los cuales tomar un Ribeiro fresquito era un placer.
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