Algún día me gustaría recopilar todas las fotografías que
pueda del estilo de la de hoy, y narraros paso a paso lo que era un viaje a
Madrid por las antiguas carreteras nacionales. Yo por experiencia personal os
podre hablar de lo que era a partir de finales de los Setenta, que ya era ¡miel
sobre hojuelas!!!; pero muchos de mis amigos me hablan de viajes casi épicos, en aquellos Seat 600 de finales de los
cincuenta, nueve o diez horas de tortuosas curvas con frecuentes y muy
necesarias paradas. A pesar de las
incomodidades, tenía un encanto especial, conocías de verdad el recorrido, veías
el paisaje, y te metías entre pecho y espalda unos bocatas de impresión, (los
restaurante de carretera buscando hacerse fama entre camioneros y viajeros habituales, no escatimaban e tamaño).
Hoy gracias a esta fotografía os muestro una de las rectas
que los niños de los setenta aprovechábamos para pedir al conductor que le
pisara, aquellos 110, 120 km/h como mucho, parecían 280 de hoy, y aun con esas
velocidades “espeluznantes", tenias tiempo de darle un vistazo a las históricas torres
de la Limia. (Según indica en la trasera de la foto, la torre que se ve al
fondo es la de Sandiás).
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