Fotografía de Augusto Pacheco, Oira en los 50 |
Parece que en los últimos años se vuelve a recuperar, pero
durante un tiempo los ourensanos nos hemos castigado sin playa.
El caso es que siempre ha estado ahí para intentar reducir
los calores veraniegos; nuestros
bisabuelos recatados ell@s, se acercaban
a sus orillas solamente para buscar una sombra y la brisa que suele acompañar las
aguas. De manera casi testimonial, la sociedad Deportiva fluvial consigue el apoyo municipal para "preparar" los terrenos y hacer una playa fluvial (fue en Mayo del 1934), los tiempos no eran los mejores y realmente en aquellos tiempos a los ourensanos les quedaba un poco lejos, (por pruebas fotográficas que el decoro no me permite mostrar, los bisabuelos puedo confirmar que cuando podían se bañaban "en total libertad", ¡vamos que se bañaban en pelotas!!!!!) .
Los abuelos pusieron de moda las meriendas dominicales e incluso comidas en algunos días de fiestas, el concello para estimularlo, si podía, enviaba a unos gaiteiros. Fue en esa época cuando comenzó a vencerse el miedo a enseñar las “carnes” blancas y comenzaron a ponerse de moda zonas para el baño, acea do muiño peña de Francia, Coiñal, recibían durante todo el verano la visita de jóvenes ourensanos libres de ocupaciones y con ganas de diversión y refrescarse.
Los abuelos pusieron de moda las meriendas dominicales e incluso comidas en algunos días de fiestas, el concello para estimularlo, si podía, enviaba a unos gaiteiros. Fue en esa época cuando comenzó a vencerse el miedo a enseñar las “carnes” blancas y comenzaron a ponerse de moda zonas para el baño, acea do muiño peña de Francia, Coiñal, recibían durante todo el verano la visita de jóvenes ourensanos libres de ocupaciones y con ganas de diversión y refrescarse.
fotografía Francisco Mendez |
Los veranos de los cuarenta y cincuenta fueron tiempos en
los que el Miño realmente estaba
integrado con los Ourensanos, las bellezas locales se paseaban por sus orillas
embobando a sus admiradores, y de vez en
cuando tenían que competir con forasteras que casi siempre (por aquellas cosas
que tienen las modas de fuera) lucían mas epidermis, con el consiguiente
nerviosismo de los varones. De esos años
viene la fama de personajes como Epi, el Leyenda, Manulo, Manaicas, Bóveda,
Escudero, fantásticos nadadores (la mayoría
pertenecieron al equipo provincial de natación que participaba en los
Campeonatos de España en aquellos 50´s), y también espectaculares saltadores.
Ya os enseñe la foto de uno de sus arriesgados saltos desde la cepa del Puente
viejo, y en ella os contaba como el gran Toñito Patata le daba intriga al espectáculo
con su fantástico buen humor.
En esos años cincuenta, fue cuando se relanzo la zona de Oira como playa; el arenal a pesar de sufrir año tras año las crecidas del Miño, mas o menos iba aguantando, pero fue la construcción de dos barracones de vestuario lo que junto a la colocación en medio del río de un par de artilugios flotantes (no eran solamente para "exhibicionistas
y presumidos" como alguno de mis viejos amigos dice, sino que su utilidad real era poder servir de refugio
al nadador en problemas), convirtieron la zona en un punto de reunión atractivo para los ourensanos. Después vino la apertura de la tan necesaria parada de autobús municipal y la ya
conocida plataforma que acogía lo que podríamos llamar “bar flotante”; finalmente dada
la concurrencia que todos los veranos tenía la zona (y la presa de velle), se decidió la construcción
de las primeras piscinas que tuvo la ciudad. Pero esto ya fue en los 60´s, ¡ayer!!!
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