Dibujo de Ático Noguerol Iglesias, custodiado por el Archivo Historico Provincial de Ourense
Yo no llegue a conocerlo, pero estoy seguro que me hubiera encantado; al menos lo que se dé él, es que teníamos aficiones muy similares; incluso la capacidad artística no es una de nuestras mejores virtudes.
Os hablo de nuevo de Ático Noguerol Iglesias. Este funcionario del Ayuntamiento, historiador por afición, nos ha legado unos documentos que debajo de ese aspecto de dibujo infantil, suponen auténticos testigos de la historia local. Gracias a él sabemos cómo era el viejo convento de Santo Domingo, las antiguas casas municipales, por no hablar del fantástico plano que aun hace poco os enseñe en uno de los artículos del diario La Región.
Además de datos de notorio interés como esos, Ático nos dejo también dibujado, otros datos que aparentemente carecen de interés; yo que también disfruto recordándolos y recuperándolos, les llamo “pequeña historia local” y desde mi punto de vista permiten que te hagas una idea fidedigna de aquellos tiempos en nuestra Auria.
¿Nunca os ha ocurrido que al pensar en los felices 20, la primera imagen que se agolpe en vuestra cabeza, sea de los Gánsters americanos y la ley seca?; por no hablar de lo complicado que resulta encajar que Toro Sentado, Búfalo Bill y demás personajes de la “conquista del salvaje Oeste” son coetáneos de mis Tatarabuelos, a los que veo hoy en las viejas fotos, y no llevaban el colt a la cintura ni el sombrero de ala ancha inclinado sobre la cabeza.
De alguna manera el cine, la televisión, los libros y todas las formas de contar historias nos han “casi” ganado la batalla a nuestros recuerdos. Ático, y retomo el tema, se encargo de dejarnos constancia de que nuestra ciudad tuvo sus propias vivencias; en esa línea se enmarca la entrada de hoy. Uno de los dibujos pertenecientes a Ático Noguerol y que custodia el Archivo Histórico Provincial. Las bicicletas de comienzos del siglo XX.
Os imagináis a Pepe Delage el joyero, paseando ufano por la calle de la Paz en su velocípedo, casi podría entrar por las ventanas de los primeros pisos. Mas cómodo viajaba Don Joaquín, el propietario del Teatro Principal en las visitas a su novia en el cercano lugar de "Erbedelo".
Pero no seré yo quien plagie los datos de don Ático, aquí os dejo el texto original que acompaña al dibujo:
" Así era un biciclo que tenia Pepe Delage, el sillín era tan alto que llegaba a la altura del hombro de un hombre. el ultimo que hubo lo tuvo Arturo Noguerol.Las bicicletas eran todas de piñón fijo y las llantas de goma dura, aún no había neumáticos.Tenia un triciclo, Don Joaquin el del teatro, para ir ver la novia por la carretera de Ervedelo, con las tres ruedas iguales y el iba sentado en el medio."Ático Noguerol
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