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1/12/14

Los mercados de la Vieja Auria

Antiguo mercado en la calle de la Barrera. Revista Vida Gallega
   Supongo que es una cuestión de gustos. Es evidente que últimamente los centros comerciales son los que se llevan la palma a la hora de atraer clientes;  y lo entiendo, (sobre todo si llueve y es una urgencia). A mí personalmente me sigue atrayendo mucho mas la pequeña tienda de barrio, y las calles comerciales de toda la vida.
  Alguno ya está pensando que le voy a soltar el discurso sobre la muy discutible creación de empleo de las grandes cadenas, o sobre los falsos beneficios de rebajas en el precio que reportan franquicias multinacionales;  sin olvidar el “bienestar“ de los trabajadores chinos, indios, malayos etc., esos con los que nos exigen que compitamos en “igualdad” de condiciones. Para, para, que al final me lio.

   Hoy no va de eso, ni mañana, ni….. Hoy tratamos de los viejos mercados locales.

   Los que pasáis por el blog a menudo, no tendréis problema en localizar la plaza del Hierro, la del Trigo, o la de la Herrería aun existentes, un poco más difícil será hacerlo con la de la Yerba, (o Hierba , que de las dos formas lo he visto escrito), la del Carvom , (o Carbón), la de la Leña, la de la  Fruta, la del Pescado o la de la Sal. El porqué de estos nombres, es evidente;  en su entorno se reunían los componentes del gremio correspondiente, o se asentaban los vendedores de ese tipo de productos, a fin de que los compradores supieran a dónde acudir en función de sus necesidades.
   Pero además de ese sistema organizativo, no era raro ver surgir mercados de productos variados, (sobre todo rianxo), en la mayoría de las plazas de la vieja Auria, San Marcial, La Barrera, O Eirociño, La plazoleta del Rastro, (o de la Trinidad), eran algunos de los lugares que concentraban a las profesionales del mercado.  Así fueron las cosas hasta que en 1935 se inaugura la actual Plaza de abastos de Ourense, que concentro a tod@s los que se dedicaban a la venta “callejera”.

   Durante muchos años esos mercados y la plaza de abastos (que debemos intentar recuperar….), fueron uno de los motores de la economía local,  y válvula de escape para la pobreza de mucha gente del rural. Revisando datos de aquellos años, descubro que al menos todo la zona centro de la ciudad durante la mañana era un hervidero de gente; lo raro era que alguien no encontrara trabajo, (otra cosa es que la remuneración fuera la debida, pero trabajo sobraba). 
La plaza de san Marcial concentraba la venta de patatas como se puede ver en la imagen Colección Rellev 
  Las repartidoras de pan que empujaban su carrito por las calles, se cruzaban con las lecheras, y con las ayudantes de las rianxeiras que servían a las casas de alta alcurnia el producto a domicilio, cargadores que con la ayuda de un destartalado carretillo llevaban el saco de patatas, o la garrafa de aceite; en mi infancia el imprescindible bloque de hielo para las “neveras”.  Los cobradores de arbitrios “sembraban el terror” entre los parroquianos cuando pedían el justificante del fielato. Las chicas de servicio con los cantaros de agua a la cabeza se paraban en los puestos de quincalla para ver la mercancía, recibiendo la riña de la doncella que venia de discutir con la lavandera por que los lienzos no venían todo lo blancos que debieran. Los rapazuelos que "libraban" del colegio, corrían detrás de pollos, patos y gallinas para devolverlos a su precaria jaula. Incluso había tiempo para el flirteo,¡Ay, si las fuentes hablasen!!!!.  En la calle la vida era eso “vida”. 

   Continuare preguntando como era el día a día y os lo iré contando 

La mayoría de datos proceden de la memoria de quienes en aquellos momentos eran niños y en algunos casos los recuerdos no son propios, si no que son del estilo, “contaba mi padre …”

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