Con toda lógica los profesionales de la fotografía, históricamente
han preferido el centro de la ciudad para disparar sus maquinas; la afluencia
de posibles clientes era muy superior a la que se podía encontrar en los
barrios. Esa circunstancia convierte a este tipo de fotografías en un bien
escaso, al menos hasta que a comienzos
de los años sesenta, comenzó a popularizarse el uso de maquinas por los
particulares.
Personalmente las que más me apetece encontrar son las de mi
barrio de adopción, El Couto.
Y poco a poco van apareciendo, cierto es que cuento con
buenas y buenos amigos que junto con sus familias han permanecido en el barrio
desde su creación, ellos son los que me cuentan del paso de la vaca de la
señora Marquesa en su paseo desde la finca de Reza, hasta el palacete de Santo
Domingo; de los robos de fruta que se organizaban por los críos en las fincas
de las riberas del Miño; de los castañazos que se pegaban los gorrones que veían
el partido del Domingo desde las ramas de los arboles que rodeaban el campo de
futbol, cuando ni siquiera existía la vieja grada de madera, o las cenas
de verano que se organizaban prácticamente en la calle (comenzaban en un bajo o
bodega, y al final ….); desde luego lo mas comentado es la relación del barrio
con el futbol, y con la fundición Malingre, sin olvidar las serrerías y
almacenes de madera, los talleres de automóviles (de los que aun “resiste” alguno abierto), la posiblemente primera
empresa de reciclaje de papel que hubo en la ciudad; y desde que se inicio su
construcción, la implicación de todo el barrio con la iglesia de Fátima.
Por cierto el barrio contó con buenos fotógrafos, los Covelo
padre e hija, foto Rafa, e incluso adelantándose en el tiempo, lo que era algo
parecido a una franquicia Unifa; pero realmente son profesionales que aun están
en la memoria de todos, por ser muy recientes, y tener gran parte de su producción
en la zona centro, aun así, ellos son los responsables de muchas de las imágenes
que tengo del barrio.
Hoy aprovechando esta fotografía de lo que era un camino del
barrio, hoy calle Velázquez que me presta, Doña Guillermina Piña, de otra de
las familias históricas del Couto, quiero aprovechar para dar las gracias a
todos mis convecinos y amigos por acordarse de mi cada vez que encuentran en un
cajón uno de estos recuerdos de nuestra pequeña historia y me permiten
compartirlo con todos vosotros.
A todos, Gracias
Tarde en el Couto, Pataco remata y provoca la espectacular "palomita" de Ares, delante de un atento Silvio. |
Hoy por mencionar a alguno: mis amigas Pili Núñez y Teresa Lamelas, pasando por Paco
(el de la farmacia), Suso (el de la otra farmacia), Mari Luz, Silvio, Cesar,
Francisco (bueno los Malet y termino antes, porque son unos cuantos, y todos me
han ayudado), el añorado Andrés Pereiro, mi abuelete Andrés Iglesias, Charo (zapatillas) y su marido que me prestó
las primeras fotografías de Ribadavia de mi archivo, los Covelo, (toda la
familia), José Luis Fernández Ojea, el bueno de Pepe Dacoba, Aníbal Gamallo, y
como no todos los Gamallo otro apellido muy del Couto, (vale…. Eduardo fue de
los primeros en echar una mano), Don Cesar, Don Celso, José Luis Rodríguez,
Claudio (el de la librería), Alberto Camba y Aurora su mujer (los del Estanco),
Fernando (Docasgraf), Conchi Carrera y su añorada madre, Marilo Borrajo, Rosi
Valencia y su hermana, mi buena amiga Juanita Alonso y por ser las ultimas en llegar
al “club” tengo que citar a Cristina Pérez y Margarita Temes, …………………………………………..
Que me perdonen los que se queden en el tintero, pero habrá
mas ocasiones.
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