Estas navidades, os comente que los reyes magos se habían portado muy bien conmigo, y que entre los “muchos “regalos que recibí, estaba un ejemplar del Libro de las horas, de Don Vicente Risco.
También recordareis que en varias ocasiones he lamentado lo complicado que resulta, hacerse con algunos de los muy interesantes libros que hablan y o forman parte imprescindible de nuestra historia local. Bueno pues parece ser que con un poco de voluntad y coordinación se consigue todo.
De momento, y gracias al diario la Región, la Fundación Vicente Risco, la Diputación Provincial y al Concello de Ourense, mañana domingo podréis haceros con un facsímil de la obra de don Vicente “Libro de las horas”.
Yo tenía una deuda pendiente con vosotros, los que os asomáis a este blog, de contaros una anécdota que se refiere a don Vicente, y más concretamente a sus dibujos, de los que este libro de las horas muestra algunos ejemplos. Tenía don Vicente, la costumbre de pintar este estilo de dibujos, sencillos; en ocasiones simples formas geométricas, otras veces animales fantásticos, aunque cualquier objeto, persona animal o cosa era susceptible de salir de su lápiz.
Me cuentan que en las clases que impartía en la escuela normal, con cierta frecuencia y con objeto de comprobar cómo iban los alumnos de comprensión de sus lecciones, llamaba a alguno de ellos al estrado para preguntarle algún tema. Y a diferencia de cómo hacían otros maestros de aquellos tiempos (y de estos que seguro que en esos temas, las cosas poco han cambiado), don Vicente no ponía notas numéricas, sino que de su lápiz surgía trotando hacia el papel un borrico desorejado, presto a escuchar las respuestas del alumno; según fueran estas de acertadas o erróneas, se le iban dibujando los apéndices auditivos al asno, y al ritmo de las respuestas erróneas, iban aumentando de tamaño; cuando estos alcanzaban un volumen considerable, (cosa que ocurría parece ser con bastante frecuencia, ya se sabe que la filosofía siempre fue difícil de explicar, y mucho mas de entender) Don Vicente muy educadamente le decía al alumno, ¡Hala filliño-a ya puedes sentarte!; no se sabe el motivo, pero parece ser que los alumnos interpretaban ese filliño-a, como un: ¡¡¡¡anda borrico siéntate!!!! .
Ahhh por cierto en el suplemento "Gente Mayor" de este mes viene un artículo sobre los cinco años del blog Ourense no Tempo; de paso que conseguís el libro de don Vicente, si os apetece echarle un vistazo.
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