Las fotografías proceden de artículos periodísticos de prensa de la época |
El caso del Metílico
El treinta de marzo de 1963, la práctica totalidad de la prensa nacional, recogía esta luctuoso suceso, “Tres personas muertas y otras dos ciegas a causa de ingerir ron en malas condiciones”; había ocurrido en las Islas Canarias.
Con esta noticia comenzaba lo que
dio en llamarse "El caso del Metílico"; una historia de codicia e ignorancia que
tuvo como marco a nuestra ciudad; y que según el fiscal que investigo el caso,
pudo tener miles de afectados, a pesar de que la versión oficial lo limito a
cincuenta y una víctimas mortales, y nueve personas con ceguera.
Todo comenzó por la búsqueda de
un beneficio económico desmesurado por un almacenista y bodeguero Ourensano,
Rogelio Aguiar; a su almacén del puente, (calle Rosalía de Castro) llegaron
75000 litros de alcohol metílico no apto para el consumo humano; que el
distribuyo entre diversos bodegueros y fabricantes, dando lugar a que el
problema se extendiera, llegando principalmente sus efectos a las Islas
Canarias, y al norte de África; además de por cercanía, a la zona de Carballiño,
y la propia ciudad de Ourense.
Las dimensiones del caso pudieron
ser incluso más terribles, de no haber sido detectado el problema por la
farmacéutica de Haría (Lanzarote) María Luisa Álvarez, quien incluso llego a
desarrollar el antídoto.
A la codicia de los fabricantes,
se unió la de los hosteleros que no dudaron en comercializar el producto
pensando únicamente en el beneficio, y sin plantearse el posible daño que
podrían causar: en aquellos años, locales de renombre de la zona centro de la
ciudad consiguieron evitar que su nombre apareciera ligado al caso, a pesar de
que la “vox populi” sabía que el ron del -cubalibre- de moda no era de la marca ofertada, si no de “Garrafón”; se hablaba de tres cegueras y un fallecido;
eso sí, “el Emilio”, si, el tendero de la calle de Colón de la copla, “Na rúa de Colón enfronte dun ferreiro tes
un tendeiro que toca o pandeiro”, pago su multa por despachar licor café
adulterado.
Este caso sin duda aun hoy
presenta serias lagunas, sobre todo en lo referente a la compensación que aun
no han recibido las víctimas. Pero al menos me gustaría que recordarlo,
sirviera para sensibilizar a toda la sociedad en estos tiempos de “crisis y
botellón”, de que no se puede jugar con
la salud y la vida de las personas.
Si queréis ampliar datos el
escritor Fernando Méndez, nos cuenta sus investigaciones en un libro sobre el
tema, publicado en Castellano y Gallego
“Mil muertos de un trago” (Ed.
Península 1998) e
”Historia dun crime”. O caso do Metílico (Ed. Galaxia,
1998).
En esta entrada he
contado con la colaboración de Fausto Arnaiz.
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